• 2 de Febrero 2019
• Rosa María Pujol Vilallonga
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Manuela Soler Borges fue la mujer de Luís Shelly Correa. En el Registro Civil de Puerto Rico, microfilm de la carpeta 004518232/ imagen 01308/ volumen Matrimonios 1889-1894, consta que ambos se casaron al anochecer del día 29 de Agosto de 1892 en la ciudad portorriqueña de Humacao; Luís tenía 24 años y Manuela 23.

Manuela había nacido en 1869, en Humacao. Era pues una humacaeña o una “roye huesos”, cognomento con el que los isleños puertorriqueños designaban a los habitantes de Humacao. Es de suponer que Luís y Manuela se conocieron en dicha localidad, lugar en el que iniciaron su propia familia y tuvieron sus dos primeros hijos. Posteriormente, tendrían dos hijas más al llegar a España, procedentes de Puerto Rico, cuando éste país dejó de ser una colonia española en 1898.

Manuela Soler Borges era la mayor de los cuatro hijos habidos en el matrimonio entre Narciso Soler Bou y Juana Borges Berrios. Manuela y sus tres hermanos (Rosina, María y Narciso), nacieron en Humacao. No se ha localizado información sobre Narciso y es muy probable que falleciera muy joven. Todo indica que exceptuando Manuela, sus otras dos hermanas permanecieron solteras, viviendo siempre con ésta y su familia; María falleció en 1943 y Rosina en 1966, ambas en Barcelona.

La sociedad portorriqueña en la que vivió Manuela Soler Borges se caracterizaba por ser una mezcla racial y cultural específica y muy propia. Los portorriqueños eran una población trigueña o de piel morena dorada, resultante de la mixtura de tres pueblos muy distintos. Cuando llegaron los españoles a Boriquen, nombre que los nativos daban a la Isla, muchos de ellos tuvieron descendientes con las indias tainas, que constituían la población autóctona. Años más tarde, a la resultante mezcla de españoles y tainas, se sumaron las uniones con esclavos negros que eran la mano de obra de las plantaciones de azúcar. Posteriormente, consecuencia de las oleadas migratorias habidas a partir del siglo XVIII, la población se mezcló con europeos, estadounidenses, cubanos y dominicanos.

Pese a que la mezcolanza poblacional era la normalidad de Puerto Rico, a muchas de las mezclas se les atribuía un nombre propio; una de ellas eran los denominados criollos. El concepto criollo hacía referencia a toda persona nacida en Puerto Rico y de padres españoles, otorgándoles el apelativo a todos sus descendientes. Manuela Soler Borges era criolla y lo era por descender de una criolla, su madre Juana Borges Berrios.

En cierto modo el término criollo se utilizaba contrapuesto al de español, hispano o peninsular, con intención implícita de poner de manifiesto una “carencia”. En la época colonial, los criollos portorriqueños solían ser personas cultas y con alto poder económico gracias al dominio de los ámbitos del comercio, la minería y la agricultura. Casi todos ellos perseguían incrementar su estatus e influencia social mediante matrimonios con miembros de las familias de altos funcionarios del gobierno español. Así mismo, los criollos solían ocupar cargos públicos en los cabildos o alcaldías como fue el caso de diversos miembros de la familia de Manuela; por ejemplo, uno de los tíos maternos de Manuela, Lucas Braulio Borges Berrios, fue una figura muy relevante en el Puerto Rico colonial, que, además de ser concejal en el ayuntamiento de Humacao, fue uno de los firmantes del Acta de cesión de dicha ciudad a los EEUU, en 1898.

En la familia paterna de Manuela Soler Borges no había criollos. Todos sus miembros eran oriundos de la localidad de San Feliú de Guíxols, en Gerona. Su padre, Narciso Soler Bou, si bien pasó gran parte de su vida en Puerto Rico, era guixolense y pertenecía a una familia de nivel económico alto; en su localidad natal se dedicaba al comercio y su hermano, Antonio Soler Bou, era licenciado en derecho, algo poco habitual en las familias medias de la época.

Un decreto promulgado por el gobierno español, en 1815, posibilita comprender la decisión que tomaron muchos españoles de emigrar hacia Puerto Rico. Por el mismo se eliminaban las restricciones temporales de los extranjeros para permanecer en dicho país, y se les ofrecía la posibilidad de hacerse libremente con tierras, jurando, previamente, lealtad a la Corona de España y fidelidad a la Iglesia Católica. Por otro lado, el decreto promulgaba la abertura de los puertos portorriqueños para comerciar con cualquier país europeo, algo que ampliaba, enormemente, las posibilidades comerciales. Su aplicación conllevó una ola emigratoria hacia Puerto Rico y, a la vez, un incremento de la producción y el comercio del azúcar, el tabaco y el café, iniciándose un periodo de gran crecimiento económico del país.

Las investigaciones locales relativas a la historia de la emigración hacia ultramar de la población de San Feliú de Guíxols explican que ésta no respondió a la llamada del decreto comentado anteriormente. Al parecer y a diferencia de lo que ocurrió en otras zonas de España, la emigración de los ciudadanos guixolenses respondía a una estrategia, perfectamente planificada, de los clanes familiares con recursos económicos. Era todo una maniobra con la intención de proyectar el negocio familiar al otro lado del Atlántico e incrementar las ganancias económicas. Es del todo probable que éste fuese el motivo por el que, en 1850 y a los 18 años de edad, Narciso Soler Bou, padre de Manuela Soler Borges, marchase hacia Puerto Rico; una decisión que, seis años más tarde, tomaría su hermano el licenciado Antonio Soler Bou. Sea como fuera, ambos hermanos se establecieron en dicho país, gozaron de una posición económica y social elevada y ocuparon cargos políticos relevantes.

Al igual que el marido de Manuela Soler Borges, Luís Shelly Correa, su padre, Narciso Soler Bou, y su tío, Antonio Soler Bou, fueron oficiales del Instituto de Voluntarios de Puerto Rico; instituto creado en 1812, disuelto con la guerra de hispano americana de 1898 y del que se ha hablado largamente en el primer relato de este capítulo. Todos ellos ejercieron cargos de alta responsabilidad en el mismo; así, por ejemplo, Narciso fue Comandante 2º Jefe del Batallón nº 13.

Los hermanos Narciso y Antonio Soler y Bou fueron militantes activos del Partido Liberal de Puerto Rico; partido que, hasta unos años antes de la cesión del país a EE.UU., dominó en todas las instituciones oficiales.

La prensa escrita portorriqueña y la española ofrecen múltiples ejemplos de la actividad profesional, social y política de ambos hermanos. Los dos, pero en especial Antonio, se convirtieron en personajes influyentes en la sociedad colonial portorriqueña. Narciso Soler Bou, padre de Manuela Soler Borges, en 1893, era presidente de la Diputación Provincial de Humacao. Casi veinte años antes, su hermano Antonio Soler Bou había sido elegido alcalde de dicha ciudad, siendo, a su vez, durante catorce años, diputado en las Cortes españolas, como representante de distintas circunscripciones portorriqueñas; una representación que fue consecuencia de la aplicación de las Cartas Autonómicas para Cuba y Puerto Rico de 1876. El padre de Manuela fue, también, nombrado, en 1898, Jefe de Administración del Estado de Puerto Rico y el mismo año, su yerno y marido de Manuela, Luís Shelly Correa, fue designado Tesorero General de Puerto Rico.

Narciso Soler Bou, padre de Manuela, fue condecorado con la Cruz del Mérito Militar de segunda clase, según consta en la Guía general de la Isla de Puerto Rico del año 1879. Al igual que a su yerno y marido de Manuela, Luís Shelly Correa, también se le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica; distinción creada en 1815, por el rey Fernando VII, para reconocer la lealtad y los méritos asociados a la prosperidad de los países colonizados en América.

En Puerto Rico no existieron ni bancos ni moneda propia hasta el último tercio del siglo XIX. Diversos miembros de la familia de Manuela Soler Borges fueron cofundadores de la Caja de Ahorros de Humacao. En 1882, ésta obtuvo el permiso del gobierno local para operar, a la vez, que se iniciaban los pasos para que el Ministerio de Ultramar español aprobase su creación; realidad que llegó en octubre de 1883. Francisco Simonet, Serafín Noya y Jaime Carreras estaban en la cabecera de la operación y entre los mayores accionistas se encontraban Lucas Borges Berrios, tío materno de Manuela Soler Borges y otros miembros de su familia. Narciso Soler Bou fue presidente de la entidad tres años después de su aprobación oficial y su hermano Antonio formó parte de la Junta directiva.

En el relato 1 de este capítulo, al narrar la vida de Luís Shelly Correa, marido de Manuela Soler Borges, se ha visto que existe un vacío informativo sobre lo que fue de su vida cuando, en 1898, España perdió el control y poder sobre Puerto Rico. Se han localizado diversos cheques, emitidos desde Argentina y posteriores al año 1898, para ser cobrados, en Barcelona, por Manuela Soler Borges o por su padre Narciso Soler Bou. Estos cheques dejan claro que ambos vivían en España y, a su vez, afianzan la hipótesis que sitúa al marido de Manuela, Luís Shelly Correa, en Argentina. Un hecho que podría estar relacionada con la actividad política, masónica o económica de éste último.

La hipótesis de que el marido de Manuela Soler Borges se fuera a Argentina por motivos económicos es bastante viable. El libro “Crónica de la Guerra Hispano Americana en Puerto Rico”, de Ángel Ribero, contiene un diario en el que se narran, día a día, los acontecimientos acontecidos los meses anteriores a la guerra hispanoamericana. En el relato del día 19 de mayo de 1898, puede leerse que Narciso Soler Bou, como Tesorero Central de Puerto Rico, notificó a la población portorriqueña que los giros hacia España se gravarían con un interés del 22% y no podrían ser inferiores a 500 pesos. Dado que esto sucedía dos meses antes de que España perdiese toda su soberanía sobre la Isla, no es descartable pensar que los miembros de las familias Soler y Shelly, conocedoras de la situación que se avecinaba, desplazasen su capital hacia Argentina y que Luís Shelly Correa, dada su actividad política y masónica, fuese a dicho país.

Por otro lado, en un cheque del año 1909, sobrescrito sobre el mismo, con letra de Manuela Soler Borges, puede leerse “primer cheque enviado por mi hijo”. Tanto su hijo Luis, como su hijo Carlos, realizaron diversos viajes, relacionados con negocios familiares, desde España hacia Argentina. Es posible pensar que durante los mismos enviaban a su madre Manuela parte del dinero transferido, desde Puerto Rico hacia Argentina, por Narciso Soler Bou y Luís Shelly Correa, padre y marido respectivamente de Manuela.

Por el momento no hay datos suficientes para refutar o confirmar con certeza la hipótesis formulada. Lo que si puede afirmarse es que Manuela Soler Borges, esposa de Luís Shelly Correa, cuando recibía los cheques vivía en Barcelona. Es, así mismo, cierto que el padre de Manuela Soler Borges, Narciso Soler Bou, tras dejar Puerto Rico, también vivió en Barcelona; localidad en la que falleció al igual que sus otras dos hijas, Rosina y Maria. Todos ellos vivieron bajo el mismo techo que su hija Manuela, su marido Luís Shelly Correa y sus cuatro hijos con una vida sencilla pero sin problemas económicos, incluidos los duros tiempos de la guerra civil española y de la posguerra.

Los datos localizados señalan que la familia Shelly & Correa vivió en el segundo piso de la calle Santo Domingo número dos, actualmente Sant Domènec, en el barrio barcelonés de Gracia. Se desconoce la fecha y el motivo de su posterior traslado a la calle Salmerón número cuarenta, actualmente calle Gran de Gracia. Fue en este lugar donde vivieron, hasta el último día de vida, Manuela Soler Borges, su padre, sus hermanas y sus hijos. Un hogar cuyas paredes de bien seguro quedaron impregnadas de recuerdos vividos en una época que nunca más fue igual para ellos y en un país que quedó tan solo en la evocación.

Manuela Soler Borges, esposa de Luís Shelly Correa, murió en Barcelona cuando tenía noventa y un años de edad, en 1960. Hacia 45 años que era viuda, tres de sus cuatro hijos habían fallecido, también había fallecido su hermana María y su padre, Narciso Soler Bou.