CAPÍTULO 6 : RELATO 4 Los Shelly Correa Carolina Correa de Sotomayor,
2ª mujer de Tomás Shelly Calpena.

¿Quién fue Carolina Correa Sotomayor, segunda mujer de Tomás Shelly Calpena?
Carolina Correa de Sotomayor: Carolina Correa en distintas épocas de su vida, Portada del Album, fotos de distantas épocas de su vida. y Plantilla para labores de Carolina.
Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

“Tiempos que fueron, llantos y risas,
negros tormentos, dulces mentiras,
¡ay!, ¿en dónde su rastro dejaron,
en dónde, alma mía?”

Rosalía de Castro

Tomás Shelly Correa se casó en segundas nupcias con Carolina Correa de Sotomayor de Pinto de Sousa. En el relato 1, de este mismo capítulo, se ha narrado la vida de Tomás y su primera esposa, Manuela Fernández de Córdoba Heredia Reygosa, fallecida prematuramente dejando huérfanas a dos niñas de muy corta edad. Carolina, su segunda esposa, tuvo larga vida y de su matrimonio con Tomás nacieron ocho hijos.

Árbol Genealógico de los Shelly Correa.
Fuente: Investigación interna, www.myheritage.es
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Carolina Correa Sotomayor había nacido en la localidad portuguesa de Oporto, el 3 de mayo de 1838, y falleció en Madrid el 24 de octubre de 1909. Era hija natural reconocida de Alfonso Correa de Sotomayor Pinto de Sousa, V marqués de Mos. En el relato 5 de este mismo capítulo 6 se hablará largamente de la relación de Carolina con su padre, con el marqués de la Vega de Armiño y con el Castillo de Sotomayor. Todo ello se hará, fundamentalmente, en base a documentos inéditos localizados tales como su partida de bautismo, el testamento paterno y los documentos que han permitido conocer quien fue su madre biológica.

En el libro “Historia genealógica y heráldica de la monarquía española: casa real y grandes de España, Volumen 8”, de Francisco Fernández de Béthencourt, se cita la pertenencia de Carolina a la casa de Mos y se habla de su matrimonio con Tomás Shelly Calpena. Se relata que el enlace tuvo lugar, bajo el apadrinamiento de la Reina Isabel II y su marido Francisco de Asís-María, el 9 de abril de 1853, en el Real Sitio de Aranjuez.

Referencia a la celebración del matrimonio entre Carolina Correa y Tomás Shelly Calpena.
Fuente: Página 407 del libro de Francisco Fernández de Béthencourt: Historia genealógica y heráldica de la monarquía española: casa real y grandes de España, Volumen 8.
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Si Carolina Correa Sotomayor nació en 1838 y se casó en 1853, significa que se casó siendo, prácticamente, una niña y sin haber cumplido los 16 años. Un año más tarde, con 17 años, tendría el primero de sus ocho hijos. El último de ellos nacería en 1881, cuando Carolina ya contaba con casi 43 años de edad. Dos años después quedaría viuda.


Fuentes:   1) Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.   2) Archivo Guardiola Viudes, Alicante.  

Carolina Correa Sotomayor en distintos momentos de su vida.
Fuente: Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.
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Carolina Correa Sotomayor, mujer de Tomás Shelly y bisabuela de Mami, al parecer, ordenaba y recopilaba sus recuerdos en álbumes. Uno de ellos ha llegado hasta nuestros días en bastante bue estado. Es el que inició estando en Valencia, en el año 1882. A lo largo de sus 200 páginas, Carolina fue colocando fotografías, efemérides y anécdotas de su vida, pero, sobre todo, de la vida de sus hijos.

Descifrar y analizar cada una de las imágenes contenidas en dicho álbum familiar ha permitido interpretar mucho mejor las informaciones localizadas de cada miembro de la familia Shelly & Correa. Ello ha posibilitado narrar, ampliamente, la vida de sus hijos, tal y como se verá en los relatos posteriores de este mismo capítulo.

Toda la información recopilada sobre Carolina Correa Sotomayor conduce a pensar que era una mujer muy familiar, cariñosa, apacible, de carácter fuerte y bastante excepcional.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

Del matrimonio entre Tomás Shelly Calpena y Carolina Correa Sotomayor nacieron 8 hijos, a los que hay que añadir las dos hijas del anterior matrimonio de Tomás.

Más allá de sus partidas de nacimiento, la información localizada sobre sus dos hijos mayores, Tomás Shelly Correa (ver relato 6) y Consuelo Shelly Correa (ver relato 8), es mínima. Pese a ello, en el álbum familiar hay diversas fotografías, con personajes no identificados, que, es posible, sean ellos y su familia.

De su hijo Dionisio Shelly Correa se habla, muy ampliamente, en el relato 7. Nacido en Valencia, murió muy joven, soltero y sin descendencia. Alcanzó el grado de teniente de la Armada. Estudió biología marina en Nápoles y fue subgobernador y gobernador de Fernando Poo y Elobey Chico.

En el relato 9 se narra la vida de Alfonso Shelly Correa, otro hijo de Carolina. Nacido y fallecido en Madrid, pasó muchos años en Cuba. De regreso a España siguió en la Administración de Hacienda, siendo delegado provincial de diversas provincias. Casado con Luisa Urquiza, murió, a consecuencia de un desafortunado accidente, sin tener descendencia. Hombre muy religioso y culto, fue un gran amante del patrimonio cultural y artístico palentino. Anteriormente a este hijo, Carolina tuvo otro hijo llamado, también Alfonso, que falleció en su niñez.

La vida de Carlos Shelly Correa, otro de los hijos de Carolina, se describe en el relato 10. Carlos fue un personaje con una amplia y alta curiosidad intelectual. Alumno y profesor del Instituto Agrícola de Alfonso XII de Madrid, publicó un libro, de gran éxito, sobre el cultivo del algodón. Tras tener cinco hijos de su primer matrimonio con María Echaluce, enviudó y se casó en segundas nupcias, sin tener descendencia.

En el relato 11 se aborda la primera parte de la vida de Luís Shelly Correa, continuándose en el relato 1 del capítulo 7. La vida de este hijo de Carolina Correa, nacido en Alicante y fallecido en Huesca, estuvo muy unida a Cuba y Puerto Rico. En 1898, siendo el tesorero central de Hacienda, al pasar la isla portorriqueña a EE.UU., su familia abandonó Puerto Rico y se estableció en Barcelona. Casado con Manuela Soler Borges tuvo 4 hijos.

De Ricardo Shelly Correa, el benjamín de Carolina, se habla en el relato 12. De su vida hay muchos aspectos desconocidos. Profesionalmente estuvo relacionado con el mundo de los seguros. Separado de su mujer, Margarita Ruiz de Lihory y Resino, con la que tuvo cuatro hijos, la vida de ambos fue excepcional y nada estándar.

Carolina Correa Sotomayor actuó de verdadera madre con sus dos hijastras, Manuela y Teresa Shelly Fernández de Córdoba, hijas del primer matrimonio de su marido con Manuela Fernández de Córdoba Heredia Reygosa.

De Manuela Shelly Fernández de Córdoba se habla en el relato 3. Fue acogida por Carolina cuando todavía no tenía 3 años de edad. Casada en Arganda del Rey murió, en la ruta del exilio hacia México, cuando su hijo Miguel Benavides Shelly era perseguido por masón, tras la victoria franquista.

Teresa Shelly Fernández de Córdoba se casó con un militar, vivió en Galicia, enviudó sin descendencia y estuvo siempre muy unida a su madrastra Carolina.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

En diferentes fotografías, como las mostradas anteriormente, se ha identificado a una de las mujeres con el nombre de Pilar. Sus rasgos faciales son visibles en una mujer que aparece en la mayoría de fotografías en las que Carolina Correa Sotomayor está acompañada de sus hijos y nueras. En una de ellas, en las que salen tres mujeres, sin duda, una se corresponde a Manuela, hijastra de Carolina y otra se identifica, claramente, con Luisa, una de sus nueras. El texto escrito que acompaña dicha fotografía comienza con la expresión “queridísima mama” y termina con las firmas de Teresa, Pilar y Luisa.

La pregunta, de momento sin respuesta, es quien era Pilar. Podría tratarse de una mujer muy unida a la familia Shelly & Correa; cabría la posibilidad de que fuera una nuera de Carolina y mujer de su hijo Tomás Shelly Correa; también es factible pensar en la posibilidad de una hija desconocida de Carolina y Tomás Shelly Calpena.

Carta enviada a Carolina Correa por su hijastra Teresa, su nuera Luisa, y Pilar, de quien se desconoce el parentesco.
Ver la transcripción
Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  
Carta enviada a Carolina Correa por su hijastra Teresa, su nuera Luisa, y Pilar, de quien se desconoce el parentesco.
Transcripción

Queridísima mama, las tres te enviamos un cariñoso abrazo, esperando nos diga qué tal le parece la obra de Alfonso, hecha ayer en ¿???, y le reiteran su cariño.
Teresa, Pilar Luisa

Transcripción:
Queridísima mama, las tres te enviamos un cariñoso abrazo, esperando nos diga qué tal le parece la obra de Alfonso, hecha ayer en ¿???, y le reiteran su cariño.
Teresa, Pilar Luisa

En el álbum de recuerdos de Carolina Correa hay unas fotos en las que se ve a un núcleo familiar constituido por un hombre, una mujer y cuatro niños. No hay pista alguna que pueda indicarnos de quienes son. La cara del padre de familia no se aprecia mucho y puede que quizás se trate de Tomás Shelly Correa, primogénito de Carolina, y su familia, de quienes apenas se conocen datos.

En un escrito y unas fotografías, que Dionisio Shelly Correa envía a su madre Carolina, hay una nota en la que le dice satíricamente: “que no lo vean los de Luisiana, no se lo envíes”. Así mismo, el álbum de Carolina contiene, también, un billete de lotería de Luisiana. Quizás ambos detalles puedan, en algún otro momento, abrir alguna pista para identificar a dichos personajes.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

Tras casarse, en 1853, el matrimonio Shelly & Correa se estableció en la población de Alicante. Allí, Carolina y Tomás vivieron los primeros años de matrimonio y allí nacieron, según consta en sus partidas de bautismo, sus hijos Tomás, Consuelo y el primero de los que se llamó Alfonso.

En aquellos tiempos, Alicante era una localidad pequeña. Continuaba siendo una plaza de guerra amurallada, sobre la que no repercutían los beneficios de su importante actividad portuaria, en manos extranjeras. Fue en el año 1857, al iniciarse el derribo de las murallas, cuando la ciudad emprendió el camino hacia un proceso de abertura y cambio significativo, acelerado con la llegada del ferrocarril.

Alicante una ciudad amurallada hasta mitad del siglo XIX.
Fuente: AlicanteVivo.org.
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A los seis años de matrimonio, Tomás Shelly Calpena fue nombrado ayudante de campo del capitán general de Valencia, Rafael Echagüe. La familia Shelly & Correa se trasladó a dicha ciudad y, prácticamente, de inmediato Tomás marchó para participar, junto a Echagüe, en la 1ª guerra de África (1859-1860). Tal y como se ha explicado, en el relato 2 del capítulo 5, tras intervenir en la sangrienta batalla de Tetuán, fue ascendido a coronel de Caballería.

A mediados de abril de 1860, el marido de Carolina Correa, retornó a Valencia, para partir, de nuevo y en breves meses, hacia Alicante. Fue en Valencia donde, en mayo de aquel mismo año, nacería Dionisio, el cuarto de sus hijos.

Panorámica de la ciudad de Valencia. Fotografía de Pascual Pérez, 1859. Colección: Díaz Prosper.
Fuente: Valencia Desaparecida
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A partir del año 1860, al hilo de los traslados, ascensos y nombramientos paternos, la familia Shelly & Correa inició un periplo por diversas ciudades españolas. Vigo, Lugo, Pontevedra, León, Madrid, Zamora, Alcalá, son algunas de las localidades en que vivieron.

En 1861, Tomás Shelly Calpena fue nombrado coronel del regimiento de Cazadores de Albuera y tres años después pasó al regimiento de Coraceros Borbón. En dicho regimiento estuvo durante varios años, como coronel, interviniendo, en 1866, en el acallamiento del motín de San Gil en Madrid. Tras el acontecimiento, fue promovido al empleo de brigadier de Caballería.

Entre los años 1861 y 1866, se desconoce en qué localidad vivió la familia Shelly & Correa. Todo parece indicar que lo hizo en Madrid y/o Alcalá de Henares. Se sabe que, en 1862, Alfonso, otro de los hijos de los Shelly & Correa, nació en Madrid. También, se conoce que, dos años más tarde, en 1864, dos de los hijos del matrimonio, Dionisio y Alfonso, asistían al colegio de los Escolapios de la ciudad de Alcalá de Henares.

Tantas idas y venidas de una ciudad a otra, por parte de la familia Shelly & Correa, quedaron reflejados, también, en los avisos que la Administración Central de Correos publicaba en el Diario Oficial de Avisos de Madrid. Son numerosos los mensajes escritos que indican que una carta, dirigida o enviada por Carolina Correa, se encuentra detenida por problemas en la dirección o por carecer de sellos. En casi todos los casos, la dirección de salida o de destino se corresponde con la ciudad de Alicante o la de Alcalá de Henares, si bien, también, se han localizado avisos de otras ciudades como León, Calatayud, etc...

Aviso de la Administración de Correos, dirigido a Carolina Correa Sotomayor, sobre retención de correspondencia en Alicante.
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Fuente:  Diario Oficial de Avisos de Madrid, 17 de Julio de 1861.  
Aviso de la Administración de Correos, dirigido a Carolina Correa Sotomayor, sobre retención de correspondencia en Alicante.
Transcripción

Administración del correo central

Cartas recogidas en los buzones el 14 de julio y detenidas en esta administración central, por carecer de los sellos correspondientes, según está prevenido por real decreto de 21 de febrero de 1856.

Núm. Nombres Destinos
182 Antonio Ramos Puerto de Santa Maria
183 Antonio M. Candía Cartagena
184 Carolina Correa Alicante
185 Cecilia G. Díaz Morata
186 ------------- -------------


Aviso de la Administración de Correos, dirigido a Carolina Correa Sotomayor, sobre retención de correspondencia en León.
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Fuente:  Diario Oficial de Avisos de Madrid, 20 de septiembre de 1878.  
Aviso de la Administración de Correos, dirigido a Carolina Correa Sotomayor, sobre retención de correspondencia en León.
Transcripción

CORREO CENTRAL

Cartas detenidas por falta de franqueo el día 8 de setiembre de 1878.

Núm. Nombres y Destinos
229 Antonio Ballesteros, Arganda del Rey.
230 Ángel Martin, Los Huertos.
231 Alfonso Ramirez, Zafra.
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241 Carolina Correa, León.
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Aviso de telégrafos sobre un telegrama no entregado a Carolina Correa Sotomayor por no localizarla en Calatayud.
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Fuente:  Diario oficial de Avisos de Madrid, 9 de diciembre de 1899.  
Aviso de telégrafos sobre un telegrama no entregado a Carolina Correa Sotomayor por no localizarla en Calatayud.
Transcripción

TELÉGRAFOS

Telegramas recibidos en el día de la fecha, y detenidos por no encontrar d tus destinatarios........

Vigo Romo Russel Alcalá, 4
Pontevedra Joaquín Quemes Hotel Cuatro Naciones
Ciudad Real Antonio Ruiz, Teniente Caballería Montera, 18, tercero
Ferrol Justo Gayoso Carmen, 4
Cañira Bernardo Estebes Linares, 10
Calatayud Carolina Correa Paseo Colón, 8
Arganda Eusebio G. Blanco Hortaleza, 29, tercero


Durante su periplo por la geografía española, la familia Shelly & Correa, volvió a vivir, de nuevo, en Alicante. Fue, en 1867, año en que Tomás Shelly Calpena fue nombrado Gobernador Militar de dicha ciudad. La nueva estancia fue corta, no llegó al año, y en dicho periodo de tiempo nació Luís, otro de sus hijos. A mediados de 1868, la familia partiría hacia otro de los destinos paternos, la ciudad de Albacete.

Pese a que todo indica que, posteriormente, Tomás Shelly Calpena y Carolina Correa Sotomayor no volvieron a vivir en Alicante, los datos ponen de manifiesto que nunca rompieron los lazos con dicha ciudad; algo parecido a lo que sucedió con la ciudad de Valencia. Cabe recordar que muchos miembros de la familia Shelly estaban asentados en la zona levantina y, posiblemente, ello fue decisivo para mantener dichos lazos. La prensa local de la época recoge diversos ejemplos que muestran dicha continuidad.

Destaca una nota de prensa que se repite en distintos años. Aparece en el Semanario Católico del 14 de agosto de 1875; una fecha en las que el marido de Carolina era gobernador militar de Lugo y la familia Shelly & Calpena vivía en Galicia. Reaparece cinco años más tarde, en el diario liberal El Constitucional (25/07/1880), época en la que vivían, con gran probabilidad, en Madrid y/o en Alcalá de Henares.

En dicha noticia se cita que Carolina Correa Sotomayor contribuye económicamente en la reedificación de la ermita alicantina de San Roque, una de las pocas que, actualmente, quedan en pie en la ciudad de Alicante. Ubicada en la zona del Castillo de Santa Bárbara, está dedicada a uno de los patrones locales y su construcción se inició en 1559. A lo largo de los años, ha sufrido diversas demoliciones y reconstrucciones sufragadas, en gran parte, por aportaciones privadas como las que hacía Carolina Correa Sotomayor.

Constancia de la contribución, por parte de Carolina Correa Sotomayor, de 20 reales de vellón para la reedificación de la ermita de San Roque en Alicante.
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Fuente:  Semanario Católico del 14 de agosto de 1875; El Constitucional de 8 de agosto de 1875.  
Constancia de la contribución, por parte de Carolina Correa Sotomayor, de 20 reales de vellón para la reedificación de la ermita de San Roque en Alicante.
Transcripción

Continúa la relación de las cantidades ofrecidas para la reedificación de la Iglesia de San Roque, compatrono de Alicante.
Rs. Ve. (reales de vellón)

Suma anterior 28244
Sr. D. José Martínez y Ricarte 20
Una señora 20
Sr. D. Antonio Catalá 100
Sra. Doña teresa Reig y González (R.I.P.) 500
Un sacerdote 10
Sr. D. José Osca Pascual del Pobil Pbro. 20
Sr. D. Miquel Amat y Maestre, abogado e individuo de la comisión permanente de la Diputación 100
Sra. Doña Carolina Correa de Shelly 20


Santuario de San Roque en la ciudad de Alicante.
Fuente:  Rafael Viravens y Pastor. Crónica de la ciudad de Alicante, 1876.  

En 1882, la familia Shelly & Correa vivía de nuevo en Valencia. Un año después, en 1883, lo hacía en la localidad de Alcalá de Henares, donde fallecería Tomás Shelly Calpena. Todo indica que su viuda, Carolina Correa Sotomayor, se quedó a vivir en dicha ciudad.

Cuando murió Tomás Shelly Correa, el matrimonio Shelly & Correa había tenido 8 hijos, a los que había que añadir las dos hijas del primer matrimonio de Tomás. Ricardo, el hijo menor apenas tenía dos años y era casi 13 años más pequeño que el que le precedía. Su hijo Dionisio se encontraba fondeando por distintos puertos del mediterráneo español. Otro de los hijos, Carlos, estaba en Madrid estudiando en el Instituto Agrícola Alfonso XII. Su primer hijo, llamado Alfonso, había fallecido en su niñez. El segundo de los hijos, llamado Alfonso, al igual que su hermano Luís, vivía en Cuba. De los dos hijos mayores, Tomás y Consuelo, se desconoce dónde estaban. Manuela y Teresa Shelly y Fernández de Córdoba, hijas de Tomás Shelly Calpena con su primera mujer, estaban casadas, una vivía en Arganda del Rey y la otra en Madrid.

En la esquela de Tomás Shelly Calpena se cita la existencia de un nieto. Dadas las fechas de nacimiento de todos sus hijos y los datos de todos ellos, tan solo podría tratarse de un hijo de su primogénito Tomás, de su primera hija Consuelo, o bien, de Manuela, la primogénita de su primer matrimonio con Manuela Fernández de Córdoba Heredia Reygosa.

Esquela de Tomás Shelly Calpena, marido de Carolina Correa Sotomayor, fallecido en Alcalá de Henares el 21 de diciembre de 1883.
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Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  
Esquela de Tomás Shelly Calpena, marido de Carolina Correa Sotomayor, fallecido en Alcalá de Henares el 21 de diciembre de 1883.
Transcripción

HA FALLECIDO.
En Alcalá de Henares el 21 de diciembre de 1883.
Su viuda, hijos, nieto, hijos políticos, hermanos y hermanos políticos, sobrinos y demás parientes suplican a V. se sirva encomendar su alma a Dios y tenerle presente en sus oraciones.

Transcripción:
HA FALLECIDO.
En Alcalá de Henares el 21 de diciembre de 1883.
Su viuda, hijos, nieto, hijos políticos, hermanos y hermanos políticos, sobrinos y demás parientes suplican a V. se sirva encomendar su alma a Dios y tenerle presente en sus oraciones.

Ya viuda, Carolina Correa guardó en su álbum de recuerdos una poesía de A. Rosselló; un autor del que no se ha podido recabar ningún dato. Está dedicada a Alfonso y Luís, dos de los jovencísimos hijos de la familia Shelly & Correa, que, en el momento de la defunción paterna, vivían en la localidad cubana de Nuevitas. La poesía fue publicada, unos meses más tarde del fallecimiento, en la prensa regional de Puerto Príncipe, en la actual provincia cubana de Camagüey. Concretamente se publicó en El Fanal, un rotativo contrario a la lucha revolucionaria.

Poesía dedicada a Luís y Alfonso Shelly Correa con motivo del fallecimiento de su padre Tomás Shelly Calpena. Publicada en El Fanal de Puerto Príncipe en 1884.
Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

Según consta en el Archivo Municipal de Alcalá de Henares, Tomás Shelly Calpena está enterrado en el cementerio de dicha ciudad. En 1897, catorce años después de su muerte, su viuda, Carolina Correa Sotomayor, compró una sepultura de 1ª clase, la número 505 del cuartel 3. Sus actuaciones, posteriores, dejan ver que con ello pretendía reunir, en la misma sepultura, a sus seres queridos. Así, según consta en el mencionado archivo, en 1900 trasladó los restos de su marido. En 1904, hizo lo mismo con los de su hijo Dionisio, fallecido en Tuy en 1895. La propia Carolina fue enterrada en el mismo sepulcro, tras su muerte en 1908.

Años después, sus descendientes siguieron cumpliendo los deseos de Carolina, sepultando a varios de sus hijos en el mismo cementerio. En 1915, los restos de su hijo Alfonso fueron trasladados, desde Madrid, a dicha sepultura familiar. Cinco años más tarde, tras fallecer, también en Madrid, su hijo Carlos fue enterrado en una sepultura muy cercana a la familiar, la 458. Así mismo, en 1927, su hijastra, Teresa Shelly Fernández de Córdoba, fue enterrada en la sepultura de 1ª clase núm. 165 del cuartel 7 del mismo cementerio.

Escritura de compra de la sepultura de 1ª clase, la número 505 del cuartel 3, por parte de Carolina Correa Sotomayor en el cementerio de Alcalá de Henares.
Fuente:  Archivo Municipal de Alcalá de Henares.  

Alcalá de Henares era una ciudad conocida por la familia Shelly. En la última década del siglo XVIII, un tío abuelo de Tomás Shelly Calpena, Edmundo Shelly O’Ryan, había sido alumno del Colegio Irlandés San Patricio ubicado en dicha localidad. Así mismo, como ya se ha comentado, la propia familia Shelly & Correa, en 1864, había vivido en Alcalá y dos de sus hijos eran alumnos del Colegio de los Escolapios. Por otro lado, Edmundo Shelly MacCarthy y su hermanastro Ricardo Shelly Commenford, padre y tío paterno, respectivamente, de Tomás Shelly Calpena, habían sido altos mandos de los cuarteles de Caballería de Alcalá de Henares. Unos cuarteles en los que también estuvo el propio Tomás, desconociéndose si fue en el de Caballería de San Diego, denominado, posteriormente, cuartel del Príncipe o bien, si estuvo en el cuartel de Lepanto.

José Mª Nogales, director del Archivo Municipal de Alcalá de Henares, nos dio a conocer que, el 8 de abril de 1883, Tomás Shelly Calpena, unos meses antes de morir, acompañó a su mujer Carolina Correa ante el notario de la localidad, D. Gregorio Azaña. Lo hizo para que efectuara la compra de una casa situada en la calle Santa María la Rica núm. 2, con vuelta a la calle del Pósito núm. 3. Cabe recordar, a los más jóvenes, que, en aquellos años, una mujer casada no podía adquirir una propiedad sin el consentimiento marital.

Seis meses después, el 2 de octubre de 1883, en Valencia y ante el notario D. Elías Ros, Carolina Correa Sotomayor declaró que el dinero para la compra de dicha casa había sido aportado por su hijo Alfonso Shelly Correa. Tras ello, la casa fue inscrita, a nombre de éste, en el Registro de la Propiedad de Alcalá de Henares.

Carolina había tenido ocho hijos y dos hijastras. Resulta curioso que fuese su hijo Alfonso quien adquiriera la casa. Cuando se hizo la compra, Alfonso vivía en Cuba, donde era Administrador de Hacienda. No sería hasta bastantes años después que regresaría a España y se casaría con Luisa Urquiza Baquedano, natural de Alcalá de Henares.

La casa adquirida por Carolina Correa, sigue existiendo, aunque, obviamente, remodelada. La calle en la que se ubica sigue llamándose Santa María la Rica. Un nombre que se debe a la presencia, varios siglos atrás, de una institución benéfica, llamada Hospital de Santa María la Rica, que atendía peregrinos de paso por la ciudad. La urbanización posterior, de la ciudad de Alcalá de Henares, mantuvo dicha calle, si bien eliminó la calle del Pósito con la que también lindaba la casa en cuestión.

Según consta en el Catálogo de Edificios Protegidos de la ciudad de Alcalá, obra dirigida por el Dr. Enrique Fernández Tapia de la Universidad de Alcalá, en el siglo XVII, la casa, comprada por Carolina Correa Sotomayor, había sido de Dª. Catalina de Borja. A principios del XIX, pasó a ser propiedad de la Magistral, es decir del cabildo de la Iglesia Magistral o catedral de Alcalá. Posteriormente, fue adquirida, sucesivamente, por diversos propietarios que anejaron parcelas colindantes y, finalmente, en 1883, fue adquirida por Carolina en nombre de su hijo Alfonso.

En 1901, a los 17 años de su compra, Alfonso Shelly Correa vendió la citada casa de Alcalá. La adquirió, nuevamente, el Cabildo de la Iglesia Magistral. Se le añadió la casa colindante y, unos años después, en 1907, el conjunto pasó a ser el Seminario Diocesano de los Santos Justo y Pastor. Actualmente es un importante centro municipal de cultura.

Resulta curioso el dato aportado por Enrique José Fernández Tapia, recogido en una próxima publicación, en la que se dice: “El Cabildo de la Santa Iglesia Magistral, dueño de la casa de los Seises, aportó que como Superintendente del colegio de los Infantes, casa de Santa María de la Rica no 2, que el disfrute del agua de esta casa-colegio estaba en la escritura otorgada por D. Alfonso Shelly y Correa a favor del Ilustre Cabildo en escritura ante D. Calixto Lablanca el 01-11-1901, cuando el doctor D. José Castelló y Roca era dueño de la casa, como Marqués de la Salud, deslindada, obtuvo 1 real fontanero procedente del viaje del Chorrillo (AHMAH. Libro Legajo 1504/3)”.

Agrupación de edificios de la calle Santa María la Rica de Alcalá, uno de los cuales perteneció a Carolina Correa Sotomayor (foto superior derecha).
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Fuente:  Catálogo de Edificios Protegidos del Casco Histórico de Alcalá de Henares. Partes I-II-III. E. Fernández Tapia y otros.  
Agrupación de edificios de la calle Santa María la Rica de Alcalá, uno de los cuales perteneció a Carolina Correa Sotomayor (foto superior derecha).
Transcripción

Calle medieval, mantiene en su mayoría las construcciones antiguas, a partir del siglo XVI, si bien la mayoría son posteriores. Debe su nombre al hospital que se fundó en ella en el siglo XIV.
En el número 9 se encuentra una casa, que junto con la número 7 constituye hoy el Seminario Diocesano de los Santos Justo y Pastor. Antigua casa del marqués de la Salud, adquirida por el cabildo de la Magistral en 1901 para refundar el Colegio de los Seises, incautado por el estado en 1841. En 1907 se funda este Seminario menor que en 1945 fue trasladado al Palacio Arzobispal.
Perteneció a la memoria fundada por Doña Catalina de Borja en el siglo XVII. Fue propiedad de la Magistral hasta 1803 en que la adquirió el Doctor Don Agustín Martínez Corera, quien la amplió con la compra de algunas parcelas colindantes y por ello, tuvo también entrada por la calle de la Cárcel Vieja número 3. En 1882 la adquieren los señores López Malo y Calleja Sánchez, quienes la venden al año siguiente a Carolina Correa de Sotomayor de Pinto de Sousa, quienes la venden a la Magistral en 1901. En 1907, se construye el edificio anexo en la huerta, de estilo neo-mudéjar. El oratorio fue construido por los marqueses de la Salud hacia 1851.


En un levantamiento de la zona, realizado por ingenieros militares, entre 1860-70, conservado en el Instituto Geográfico Nacional, se ve, con claridad, la agrupación de edificios de la calle Santa María de la Rica, siendo visible la casa de Carolina y el amplio huerto, anexada a la misma, en su parte trasera.

En el álbum realizado por Carolina Correa hay cuatro fotografías de dicha vivienda y en el pie, de todas ellas, se indica que están tomadas desde el huerto de la casa. Se ha procedido a numerarlas y ubicarlas en el citado levantamiento. Al hacerlo, mediante una flecha, se ha marcado la orientación desde donde fueron tomadas dichas fotografías. Todo ello ha sido posible gracias a la ayuda del ya mencionado Dr. Enrique Fernández Tapia.

Levantamiento de la zona en que se ubica la que fuera la casa de Carolina Correa, en Alcalá de Henares (1860-70, Instituto Geográfico Nacional). Las flechas señalan la orientación desde la que están tomadas 4 fotografías recopiladas en su álbum familiar.
Fuente: Enrique José Fernández Tapia, Universidad de Alcalá.
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Vistas desde el huero de la casa de Carolina Correa de Sotomayor en Alcalá de Henares.
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Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

En una de las fotografías, señalada como vista núm. 2 en el levantamiento, es visible la parte posterior de la casa de Carolina. Se ve un edificio construido sobre una planta en ángulo recto. Su parte izquierda es de dos plantas. La parte derecha es de tres plantas, siendo visible en la superior una ventana de arco ojival o apuntado.

Si la imagen de dicho edificio se compara con las dos que aparecen en la publicación, también ya citada, del Catálogo de Edificios Protegidos del Casco Histórico de Alcalá de Henares, se observa el gran parecido y los, relativamente, pocos cambios acaecidos, con el paso del tiempo, en dicha construcción. Si bien ambas imágenes no están tomadas desde la misma perspectiva, es posible distinguir el mismo arco ojival en la ventana de la tercera planta y la disposición de tres grandes ventanales en la segunda.

La orientación de la vista, señalada en el levantamiento con el núm.1, coincide con otra de las fotografías del álbum de Carolina. En la misma, tras un reducido primer plano de la huerta de la casa, puede verse un magnífico edificio. Se trata de una construcción en la que destaca una linterna coronada con una elegante cúpula. Corresponde al convento de las Magdalenas, conocido, también, como convento de las Agustinas de Santa María Magdalena, de Santa María la Mayor o de Nuestra Señora de la Consolación. En sus orígenes, en el siglo XVI, era una casa de acogida para mujeres dedicadas a la prostitución; actividad extendida en una ciudad como Alcalá repleta, en aquellos años, de jóvenes varones universitarios. Posteriormente, el edificio se reconvirtió en un convento de la orden de las Agustinas.

La vista 3, que se señala en el levantamiento citado, indica la orientación de otra fotografía del álbum de Carolina. En ella se observa, tras el huerto de la casa familiar, otro gran edificio. Es el monasterio de Las Claras o de las Franciscanas de Santa Clara, uno de los monasterios más antiguos de la ciudad de Alcalá. Fundado por Cisneros, en el año 1515, posee una espadaña o campanario de dos cuerpos, un cimborrio de base cuadrada y unos contrafuertes semicirculares en su fachada lateral, visibles en la imagen.

Situación actual de la antigua casa de Carolina Correa Sotomayor, en Alcalá de Henares.
Fuente:  Elaboración propia a partir de Google Maps  

En otra de las fotografías, recopiladas por Carolina en su álbum, se aprecia la gran huerta anexada a su casa. Está tomada desde la orientación señalada, en el levantamiento, como vista 4. En ella, además de Carolina Correa vestida de negro y tres mujeres no identificadas, se ven, dos niños. Por la edad que aparentan, es muy posible que uno de ellos sea Ricardo, el hijo menor de Carolina.

La fotografía muestra que la huerta, situada en la parte trasera de la casa, era grande y estaba rodeada de un muro de piedra. En dicha huerta, años más tarde, en 1907, cuando la casa ya no pertenecía a Carolina Correa, sino a la Magistral y era el Seminario Menor, se construyó, un edificio anexo de estilo neo mudéjar.

En el Archivo Municipal de Alcalá de Henares hay una información, del año 1892, relativa a la cerca que rodeaba el mencionado huerto. En la misma, se dice que Alfonso Shelly Correa pidió una licencia para consolidar dicho muro de cerramiento. Un muro sobre el que pesaba una orden de ejecución debido a su mal estado. En dicho documento se constata que, en aquel año, Alfonso ya había regresado de Cuba y vivía en Segovia, donde era Administrador de Hacienda.

Casa de Carolina Corea Sotomayor en Alcalá de Henares. Vistas tomadas desde la calle Santa María la Rica, en distintos años posteriores.
Fuente:  Catálogo de Edificios Protegidos del Casco Histórico de Alcalá de Henares. Partes I-II-III (2ª). E. Fernández Tapia y otros.  

Una de la fotografías, del álbum familiar de Carolina Correa, que hubiera sido de gran interés y está muy deteriorada, corresponde a una vista aérea de la ciudad de Alcalá tomada desde un globo aerostático, en el año 1900.

Durante las, prácticamente, dos décadas en que Carolina Correa Sotomayor, ya viuda, vivió en Alcalá de Henares, su casa, a tenor de diversas fotografías, debió ser el centro de reunión familiar de todos sus hijos y familias.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

Al igual que hizo cuando vivía en Alicante, Carolina Correa Sotomayor en la ciudad alcalaína participaba en distintos actos sociales, especialmente, en los de tipo caritativo y religioso. Hay constancia, por ejemplo, de que en 1883 y en 1885, participó, desde una mesa petitoria ubicada en Alcalá de Henares, en una colecta a favor de la Inclusa y el Colegio de la Paz de Madrid.

La Inclusa era una institución de beneficencia. Acogía niños, abandonados y de madres solteras, hasta los siete años. A esta edad, las niñas pasaban al Colegio de la Paz donde podían permanecer hasta los 25 años, si es que antes no tomaban los hábitos religiosos, se casaban o eran requeridas como sirvientas.

Carolina participaba en dichas recolectas como miembro de la Junta de Damas de Honor y Mérito. Ésta era una asociación femenina, de carácter no lucrativo y humanitario, constituida por damas madrileñas, mayormente, ilustradas y aristócratas. Una de sus funciones era el control de los niños de la Inclusa, cuando, para ser amamantados por nodrizas, eran enviadas fuera de ella. Algunos autores señalan a la Junta de Damas de Honor y Mérito como una asociación precursora en la reivindicación de los derechos de las mujeres.

Nota de prensa en la que se señala que Carolina Correa Sotomayor, como miembro de la Junta de Damas de Honor y Mérito, participó en una recolecta a favor de la Inclusa y el Colegio de la Paz.
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Fuente:  La Época, 18/5/1885; La Época, 17/5/1883.  
Nota de prensa en la que se señala que Carolina Correa Sotomayor, como miembro de la Junta de Damas de Honor y Mérito, participó en una recolecta a favor de la Inclusa y el Colegio de la Paz.
Transcripción

JUNTA DE DAMAS DE HONOR Y MÉRITO.

Resultado de la cuestación a favor de la Inclusa y Colegio de la Paz, verificada en los días de Jueves y Viernes Santos del corriente año de 1885, en las Iglesias de esta Corte y en algunos pueblos de esta provincia, por las señoras que a continuación se expresan:

ALCALÁ DE HENARES.
Pidieron las Sras.
Dª María Eugenia Classet de Sierra,
Dª Fernanda Gallego de Sánchez,
Dª Joaquina Palacios,
Dª Victoria Gallego de Bubía de Celis,
Dª Emilia Cambronero,
……………………
Dª Carolina Correa de Schelly,
Dª Enriqueta Águila de Zabala,
………………………

Producto. 236,00


Por una nota de prensa del año 1897, se sabe que Carolina Correa se involucró en la recogida de dinero para la celebración de las fiestas del Tricentenario del Milagro de las Santas Formas, tradición religiosa festejada en la localidad de Alcalá de Henares.

La historia alcalaína narra que, en el año 1597, unos moriscos robaron unos copones llenos de Sagradas Formas consagradas. Devueltas al cura, bajo secreto de confesión, éste temió que estuvieran envenenadas y las guardó. Viendo que pasaba el tiempo y se mantenían incorruptibles, tras distintas pruebas, en 1619, se proclamó el milagro de las Santas Formas de Alcalá.

Nota de prensa en la que se menciona a Carolina Correa durante la recogida de fondos para la fiesta del Tricentenario de las Sagradas Formas, en Alcalá de Henares.
Ver la transcripción
Fuente:  La Correspondencia de España, 12 de febrero de 1897.  
Nota de prensa en la que se menciona a Carolina Correa durante la recogida de fondos para la fiesta del Tricentenario de las Sagradas Formas, en Alcalá de Henares.
Transcripción

TERCER CENTENARIO DE LAS SAGRADAS FORMAS EN ALCALÁ DE HENARES.

He aquí la relación completa y rectificada de la junta de señoras establecida en Madrid encargada de arbitrar recursos con destino a las solemnes fiestas religiosas que han de celebrarse en la ciudad complutense:
Presidenta, Sra. Dª Adela Salmón de Suarez.
Socias:
Sra. Dª Carmen Peñuelas de Pastells;
Excma. Dª Carolina Correa, viuda de Shelly;
Sra. Dª. María Retortillo de Rodríguez;
.........................


Si bien todo indica que Carolina Correa Sotomayor tenía una casa en Alcalá de Henares y estaba identificada con dicha localidad, lo cierto es que, también, disponía de una vivienda en la calle Orellana de Madrid. Por algunas notas de prensa es posible pensar que, quizás, repartía sus días entre ambas localidades.

En una del año 1892, se la cita como una de las señoras que, el día del Jueves Santo, recolectaba dinero en la mesa de la iglesia madrileña del colegio de las niñas de Leganés. El verdadero nombre de esta iglesia, situada muy cerca del actual cruce de la Gran Vía madrileña con la calle de Alcalá, era el de iglesia del colegio de Nuestra Señora de la Presentación. Era éste un colegio de beneficencia que acogía niñas abandonadas, pero agraciadas y listas; se consideraba que era necesario educarlas más y mejor puesto que eran las que corrían mayores peligros de la vida mundana.

Nota de prensa en la que se cita a Carolina Correa Sotomayor como miembro de la mesa que recolecta dinero el día de Jueves Santo.
Ver la transcripción
Fuente:  El Heraldo de Madrid, 29 de marzo de 1892.  
Nota de prensa en la que se cita a Carolina Correa Sotomayor como miembro de la mesa que recolecta dinero el día de Jueves Santo.
Transcripción

El Jueves Santo.

Las que piden:
Vestidas de negro y tocadas clásicamente con la mantilla española, ahí estarán mañana, a la entrada de los templos, quemándose con fuegos de cristiana caridad, y atrayendo a la buena obra, con el hechizo de sus ojos, a los admiradores de sus gracias y por su gracia misericordiosos.
………………………………
Niñas de Leganés
Excelentísima señora doña Dolores Álvarez y García; señora del Brigadier Castro; doña Carolina Correa y Sotomayor; excelentísima señora Condesa de Montefuerte, doña Encarnación Flor de Cuevas; doña Amalia Núñez Arenas; excelentísima
………………………..


Curiosamente, el nombre de Carolina Correa Sotomayor, se ha localizado, también, en un censo de la ciudad de Barcelona del año 1901. En el mismo se indica que, en dicho año, coincidiendo con la venta de la casa de Alcalá de Henares, ya no vivía en la ciudad de Madrid. Aparece censada en la calle Balmes número 152 de la ciudad Condal.

En Barcelona, estaba la familia de su hijo Luís Shelly Calpena. Su mujer y sus hijos vivían en ella desde que abandonaron Puerto Rico, en 1898, cuando la isla pasó a depender de EE.UU.. Su vivienda estaba situada en la parte superior del Paseo de Gracia, muy cerca de la calle Balmes, donde estaba censada Carolina. Se desconoce el tiempo que Carolina vivió en Barcelona. Dado que algunos de los hijos vivían en Madrid o cerca de la capital, y que ocho años después murió en Madrid, posiblemente, alterno sus últimos años de vida entre ambas ciudades.

Censo de la ciudad de Barcelona en el año 1901, en el que aparece Carolina Correa en la calle Balmes 152.
Fuente: Juan Fernández Basanta.
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Carolina Correa Sotomayor era una mujer educada en Francia y poseía una gran diversidad de intereses y aficiones. Algunas muestras de ello se recogen en el álbum que ella misma realizó. Amaba el teatro, la lectura y la música; jugaba al ajedrez y le gustaba coleccionar objetos que le desencadenaban recuerdos.

El teatro era una de las aficiones de Carolina Correa Sotomayor. Sentía admiración por la actriz dramática italiana, Adelaida Ristori. Conocida con el sobrenombre de Marquise, interpretó los papeles de María Estuardo, Elizabeth, Myrrha, Phaedra y Lady Macbeth, cosechando enormes éxitos por toda Europa.

Personajes del mundo cultural y artístico admirados por Carolina Correa: Alejandro Dumas, desconocida, Adelaida Ristori.
Fuente: Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.
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La lectura era algo importante en la vida de Carolina Correa Sotomayor; un placer que trasmitió a sus hijos y que heredaron muchos de sus descendientes. Le gustaba leer las obras del prolífico novelista y dramaturgo francés, Alejandro Dumas; autor de obras tan famosas como El conde de Montecristo, Los tres mosqueteros, Veinte años después y El vizconde de Bragelonne.

Disfrutaba leyendo las obras de Cecilia Böhl de Faber (1796-1877). Una escritora de origen suizo, afincada en Sevilla, más conocida como Fernán Caballero, que a través de su obra difundió y reivindicó ideas de tipo ecologista y de género.

El libro de Tomás de Kempis (1380 - 1471), Imitación de Cristo, era, también, una de las lecturas favoritas de Carolina Correa. Un libro que, después de la Biblia, es el que ha tenido más ediciones y más traducciones a distintos idiomas.

Aparisi Guijarro es otro de los autores leídos por Carolina Correa. Éste valenciano, abogado, político y periodista, miembro del partido tradicionalista español, fue, en sus escritos, un defensor de los ideales católicos.

Miguel de Cervantes era, también, un autor del agrado de Carolina Correa. Este genio de la literatura, durante su cautiverio en Argel, intentó fugarse más de una vez. En uno de los intentos tuvo éxito y se refugió en una cueva del distrito de Beluizded, de dicha ciudad. Los hechos dejaron una huella profunda en Cervantes, influyendo en su obra, más allá de sus comedia de El trato de Argel, Los baños de Argel (Epístola a Mateo Vázquez) y El gallardo español. En 1877, el ejecito español recordando la efeméride, colocó una gran placa de bronce en la entrada de la cueva donde había estado cautivo. Carolina colocó una fotografía de la misma en el álbum de recuerdos, desconociéndose cómo la consiguió.

Placa conmemorativa de la cueva en la que se refugió Cervantes al fugarse de su cautiverio en Argel.
Fuente: Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.
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A Carolina Correa le gustaba guardar recortes de periódico relacionadas con explicaciones relacionadas con adagios latinos, aforismos y otros. Resulta curioso el recorte de prensa que recopiló, titulado “No valer ni la bula de Meco”; una expresión gramatical utilizada cuando algo resulta muy difícil de resolver o responde a un asunto muy grave. Probablemente, su interés por esta frase se deba al hecho de que Meco es una localidad cercana a Alcalá de Henares. Una población a la que el papa Inocencio VIII, en el siglo XV, concedió una bula que otorgaba amplios privilegios a sus habitantes.
¿Hemos comido, por ventura, en un mismo plato? Es el título de otro recorte de periódico recopilado por Carolina Correa en su álbum. Responde a una traducción adaptada del adagio latino de Marco Tulio Cicerón, “Multi modii salis simul edendi sunt, ut amicitiae munus expleatur”. Su significado de fondo es manifestar que no puede existir una verdadera amistad sin haber compartido muchos y muy diversos momentos.

Recorte de periódico hablando de la bula de Meco, municipio cercano a Alcalá de Henares.
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Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  
Recorte de periódico hablando de la bula de Meco, municipio cercano a Alcalá de Henares.
Transcripción

NO LE VALDRÁ LA BULA DE MECO

Este dicho tiene su origen en lo siguiente: La villa de Meco perteneció al señorío del célebre marqués de Villena, cuyo poderío, saber y supuestas brujerías son bien conocidos de todos.
Cuentan que un soberano pontífice, queriendo dar una prueba de su cariño al nigromántico marqués, otorgó le una bula en que se consignaban tantas indulgencias, fueros, privilegios, exenciones, preeminencias y prerrogativas, que apenas había un solo caso en que no se pudiese aplica la celebérrima bula. Ninguna persona de estado noble, llano o eclesiástico, podía celebrar contrato, ni contraer deudas ni obligaciones de ningún género con los súbditos de la jurisdicción del marqués, porque siempre éstos hallaban en la bula d Meco algún distingo para no cumplir sus compromisos.
No había ley humana, que al ser invocada en favor del derecho de alguien no súbdito del marques de Villena, no encontrase una contra en dicha bula. Así es que los de Meco eran invulnerables. Toda sentencia de juez no era válida hasta si se veía si se oponía en algo a la bula. Era esta, pues, la panacea que curaba a todos los que se hallaban bajo el señorío del de Villena, y el bú de cuantos con ellos tenían que pleitear. Así, pues, cuando a uno no le valía la bula de Meco, era porque su asunto estaba tan intrincado, o era un crimen tan enorme, que no había medio de salvarle.


Recorte de periódico de un texto comentando un adagio latino de Marco Tulio Cicerón.
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Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  
Recorte de periódico de un texto comentando un adagio latino de Marco Tulio Cicerón.
Transcripción

¿Hemos comido, por ventura, en un mismo plato?

Cuando se quiere corregir a alguna persona que se toma libertades, es costumbre decir:
¿Hemos comido, por ventura, en un mismo plato?
Esta locución tiene su razón de ser en una costumbre antigua.
Siempre que un gran señor invitaba para un festín, la etiqueta exigía que cada dama tuviese a su lado un caballero y que para cada pareja hubiese un solo plato, un solo vaso y un solo cuchillo, por más que entre dama y caballero no existiese ninguna clase de relación anterior.
El talento del dueño de la casa consistía en distribuir a sus convidados de suerte que la familiaridad que entre ellos se establecía, les fuese agradable.
Esta costumbre se prolongó hasta principios del siglo décimo cuarto.


La música también formaba parte importante de la vida de Carolina Correa Sotomayor y de su familia. En su álbum hay una partitura de la zarzuela titulada Los Fusileros. Una obra del compositor y musicólogo español Francisco Asenjo Barbieri, estrenada en Madrid, en 1884. Probablemente, para Carolina era un recuerdo del día de su estreno.

Una fototipia de Julián Gayarre, estampada sobre una caja de cerillas, se encuentra en el álbum de Carolina. Durante el siglo XIX, era habitual la difusión de personajes y héroes estampados sobre cajas de cerillas. En las últimas décadas del siglo, incluso se numeraban para ser coleccionadas. El musicólogo Miguel Pérez nos indicó que la fototipia recopilada en el álbum corresponde al número 57, serie 17, de la serie sobre Declamación y artistas de ópera y zarzuela. En ella, Gayarre aparece vistiendo el traje del novicio Fernando, personaje de la ópera La Favorita de Gaetano Donizetti. Dicha ópera, de cuatro actos y en su versión italiana, fue la obra con la que se inauguró el Teatro Real de Madrid, en 1850.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

Carolina Correo Sotomayor sabía jugar al ajedrez. En el siglo XIX, este juego estaba extendido por las grandes capitales europeas y lejos estaban aquellos años en que era exclusivo del clero y la realeza. En París, habían surgido las primeras cafeterías en las que se podía jugar y ello popularizó su práctica. Una popularización que, sin embargo, excluyó a las mujeres de las partidas y torneos, en dichos espacios. Con ello, la participación de las mujeres, en el juego de ajedrez, pasó a ser en el ámbito familiar. Recogida en su álbum, hay una fotografía en la que se ve a Carolina jugando una partida de ajedrez. Su contrincante es Luisa, su nuera y mujer de su hijo Alfonso Shelly Correa. La partida se desarrolla bajo la mirada atenta de éste y de la madre de Luisa.

La moda también estaba en el punto de mira de Carolina Correa Sotomayor. Varios de los recortes de su álbum hacen alusión a ella y tienen como referencia París, la meca de la moda en aquellos años.

Tras la derrota napoleónica, París se convirtió en la capital de la moda, en especial de la femenina. Las tendencias innovadoras de sus diseños se difundieron por toda Europa y en esta expansión jugaron un papel relevante las láminas de grabados coloreadas. Mediante su difusión se mostraban los avanzados modelos de moda femenina parisina. Carolina incluyó en su álbum una de estas láminas. Se trata del número 2744, perteneciente a la colección de moda femenina, del año 1829, difundida por el Magasin de Mme. Fouchet, ubicado en la calle Vivienne nº 2 bis de Paris.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

Otro de los recortes, guardados por Carolina Correa, corresponde a una plantilla modelo para realizar un tapete con puntillas. Está extraída del periódico francés Journal des Demoiseles. Una publicación que vio la luz, por primera vez, en París, en 1833. Estaba dirigida a mujeres jóvenes y acomodadas, de entre 14 y 18 años, y su contenido incluía además de la moda, el teatro y la literatura.

Plantilla para labores extraída del Journal des Demoiselles, editado en Paris desde 1833 hasta 1922.
Fuente: Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.
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En el álbum de Carolina puede visualizarse una fotografía en la que se ven dos mujeres, una de la cuales sostiene una gran vasija, que parece de latón, sobre su cabeza. Escrito en la parte superior de la fotografía, con letra que no es de ella, puede leerse que se trata de un concurso de belleza.

Resulta difícil desplazarse y mantener el equilibrio con un gran recipiente lleno sobre la cabeza. Requiere de toda una técnica que se acompaña de un andar particular. Una manera de andar que no tienen nada que envidiar a la de los modelos sobre las pasarelas. No es pues extraño pensar en la posibilidad de que, en alguna zona de España, se hicieran concursos de belleza de esta tipología. Se desconoce la zona donde pudo tomarse la imagen, pero por el material del que parece estar hecha la vasija, puede pensarse que se trata de alguna zona de la mitad sur de la península.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.  

Carolina Correa Sotomayor guardaba las tarjetas de felicitación o aquellas en las que se anunciaban bautismos, aniversarios y otros acontecimientos. Varias de las que se encuentran en el álbum familiar, al tener relación directa con alguno de sus hijos, se irán mostrando en los relatos en que se habla de ellos. Hay algunos casos en que no ha sido posible identificar la relación entre el remitente y Carolina o sus hijos.

Tarjeta del bautizo de Florencio Álvaro, 1880.
Tarjeta del bautizo de Florencio Álvaro, 1880.
Portada de la tarjeta del bautizo de María Arostegui Lama, 1880.
Portada de la tarjeta del bautizo de María Arostegui Lama, 1880.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa de Sotomayor  

Si bien Carolina Correa Sotomayor seguía las normas sociales de la época y participaba de determinados actos sociales, era, a su vez, una mujer reflexiva y crítica con lo que sucedía en el mundo. Son diversos sus escritos que lo ponen de manifiesto y que se van mostrando en los relatos que narran la vida de sus hijos. En uno de ellos, comenta, con su hijo Alfonso, el gasto que supone para las arcas del estado la guerra de Cuba. En otro reflexiona sobre la situación social cubana un año antes de su independencia de España.

Recuerdo de una amiga, 1897.
Recuerdo de una amiga, 1897.
Felicitación de Mariechu dirigida a Ricardo Shelly Correa, hijo de Carolina.
Felicitación de Mariechu dirigida a Ricardo Shelly Correa, hijo de Carolina.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa de Sotomayor  

Llama la atención uno de sus escritos titulado “Gasto de un Príncipe en 1799”. Se trata de una reflexión crítica, interesante por su contenido y por la mención que hace de sus nietos como destinatarios del mensaje que lleva implícito. Carolina compara los gastos de los príncipes de Parma, con los sueldos y el precio de los alimentos en el Madrid que ella vive, para concluir que si no hay cambio será difícil que la gente pueda comer y vivir.

El príncipe de Parma, Luís Francisco Filiberto de Borbón-Parma, hijo del duque de Parma y la hermana de la reina Mª Antonieta de Francia, estaba casado con María Luisa de Borbón, hija de Carlos IV, rey de España. Por un tratado entre España y Francia se constituyó, en su favor, el reino de Etruria y por expreso deseo de Napoleón, en 1801, fue proclamado primer rey de dicho nuevo Estado. Se desconoce cómo Carolina Correa Sotomayor tuvo acceso al documento en que consta el gasto de los príncipes; muy probablemente, provenía de su suegro, Edmundo Shelly MacCarthy, que había sido secretario del rey Fernando VII.

Escrito de Carolina Correa comparando los gastos de los príncipes de Parma, en 1799, y los precios de los alimentos en Madrid.
Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa de Sotomayor  

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Escrito de Carolina Correa comparando los gastos de los príncipes de Parma, en 1799, y los precios de los alimentos en Madrid.
Transcripción

El gasto de un Príncipe en 1799
Tengo a la vista las cuentas de gastos hechos en Diciembre de 1799 por el Príncipe de Parma, D. Luís (que fue después rey de Etruria y su esposa la Infanta Dña. María Luisa. Creo curioso copiar y extractar algunos de estos papeles, no solo para conocimiento de la vida interior de tan altos personajes, sino para que pueda el inteligente comparar los precios de comestibles, salarios, e industrias del vestir y calzar de Madrid, entre la fecha indicada y la actual.
Componías e el personal de la cocina de un jefe dotado con 660 reales mensuales; un ayudante con 290 y dos mozos con 340 y 270, y un aguador con 240. Las reposterías tienen unos servicios equivalentes. La cuenta de la compra del día 10 de diciembre nos dará ideas del gasto de la cocina y de los precios a que pagaron aquel día los Príncipes su mesa.

R Mo.
10 libras de vaca y dos de carnero 20
1 gallina 12
2 pollas para entrada 24
3 pollos para entrada 15
Una polla y un perdigón para asado 18
Una ¿? Extraordinaria 10
3 pechugas para entrada 15
Medio cabrito para asarlo 14
5 libras vaca para sopa vieja entrada 8 8
3 panes y dos libretas 6 8
Libra y media de arroz 3 24
Media libra de pasta fina 2 8
De todas verduras 18 8
1 cuartillo de vino blanco 1 6
8 arrobas de carbón 39 18
12 limones y 3 naranjas 11 18
Costaba pues la vaca a 14 cuartos y el carnero a dos reales, dos libras de pan 13 cuartos y por 18 reales se llenaba de toda clase de verdura la cocina de los Príncipes. Hace pocos días no se habrían comprado en Madrid por ese precio dos docenas de alcachofas. Y conste que el valor de los comestibles en el mercado no es el que suelen tener en las cuentas que se presentan a los Príncipes. Las de la repostería son más modestas: gasta la mitad de carbón que la cocina. No tienen interés. El resumen de gastos de la casa, autorizado con las firmas del Príncipe es el siguiente:

Extraordinarios 12978 Repostería 4054
Cocina 11872 Salarios 3460
Total: 32264
Para calcular lo que significan los 19000 reales de cocina y repostería hay que fijarse en que está en ellos el gasto de las Navidades.
El promedio de los gastos extraordinarios ofrece algún interés, porque la partida mayor es la siguiente. ¿?? de sales por la precisión de pagar estas cuentas a dinero, reales vellón 9697; la cena de todo el mes importó 2685; y hay dos renglones que dicen: una docena de chorizos de primera 42 reales; seis frasquitos de rosoli para éste 24; una calera para los jefes de cocina, desde El Escorial a Madrid 96 reales.
La cuenta del zapatero de la Princesa sube en seis meses a 12000 reales o sea 2000 reales mensuales; en el mes de junio debió estrenar S.A. (Su Alteza) 24 pares.
El precio no era excesivo; costaba el par con atacado bordado y lazos de raso a 77 reales y con atado de cuerda y lazos de plata a 69. De tafilete lazos a 56, y el par bordado y cuajado de plata 170. Las botitas que hoy usan las señoras son mucho más caras que los zapatos regios de aquel tiempo.
Fijándonos en la cuenta de la plaza y calculando la seda natural en cuatro duros, no es aventurado suponer que un cocinero podría surtir por medias onzas en 1799 las cocinas esplendidas de los Príncipes, de dónde comía una numerosa servidumbre.
Si la progresión de precios continua se presenta este problema al hombre ¿Qué comerán los artesanos de Madrid cuando llegue el siglo XX, si los ayuntamientos no se empeñan en facilitar la consecuencia, madre de la baratura?

Escribo esto para que lo lean mis nietos.
Alcalá de Henares 7 de abril de 1885
C.C. de S.

Desplazar, para ver el cuadro completo...

Carolina recopiló en su álbum una imagen de un burro rotulada con la frase “El burro se fue”. Se trata del título de una polka cantada por el pueblo argentino tras la caída del décimo presidente de Argentina (1866-1890), Miguel Ángel Juárez Celman.

Liberal e impulsor de políticas públicas, Juárez Celman no supo afrontar y paliar las revueltas sociales asociadas a los graves problemas económicos del país. En medio de un gran clima de tensión social renunció a la presidencia del Gobierno, desencadenándose un clima de entusiasmo popular. En este marco se compuso la polca “Ya se fue, ya se fue, el burrito cordobés”. Su publicación se acompañó de la imagen de un equino que, en ocasiones, llevaba la cara del expresidente.

Los datos recopilados apuntan que la información sobre estos hechos le llegó a Carolina a través de su hijo Luís Shelly Correa, que mantenía contactos empresariales con Argentina.

Polka popular relacionada con la caída del presidente argentina Miguel Ángel Juárez Celman y la imagen que acompañaba a la polka cantada por el pueblo en la caída del presidente argentino Juárez Celman, Buenos Aires, 1890.
Ver la transcripción
Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor  
Polka popular relacionada con la caída del presidente argentina Miguel Ángel Juárez Celman y la imagen que acompañaba a la polka cantada por el pueblo en la caída del presidente argentino Juárez Celman, Buenos Aires, 1890.
Transcripción

El burro ya se fue.

Ya se fue, ya se fue,
ese burro cordobés,
ya se fue, ya se fue
para nunca más volver.

Cuatro años ha pacido
este hambriento animal,
ni raíces ha dejado
a la caja nacional.

Vino flaco, demacrado,
sin gusto ni paladar
y lo que probó este pasto
lo comió hasta reventar.

Texto de:
Olga Fernández Latour de Botas. Cantares históricos argentinos. Ed. Del Sol, 2002


Carolina Correa Sotomayor era amante de la naturaleza. Le gustaban los animales, en especial los perros. Le encantaba recolectar flores para prensarlas y hacer pequeños ramos de recuerdo.

Carolina Correa Sotomayor, ya mayor, acariciando un perro, en su casa de Alcalá de Henares.
Fuente: Álbum familiar de Carolina Correa Sotomayor.
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Su afición por los perros la ha transmitido a algunos de sus descendientes. Curiosamente, éstos, al igual que hacía Carolina, otorgan nombres humanos a sus queridas mascotas. Kim y Tom son dos de los perros que acompañaron a Carolina durante su vida. Kim era su mejor amigo perruno. Tom era el perro de su hijo Carlos que estaba a su cuidado en Alcalá de Henares. En el álbum familiar aparece Carolina acariciando un perro, parece que sea Tom.

Además de cuidar de la magnífica huerta anexada a su casa de Alcalá de Henares, a Carolina Correa Sotomayor le gustaba recoger, secar y prensar flores. Con ellas hacía pequeños ramos, en recuerdo de un lugar visitado o para mandarlo a un ser querido. En su álbum hay constancia de ello. Se encuentra desde un pensamiento de su huerta, hasta un ramo de flores del jardín del castillo de Sotomayor, u otro de flores recogidas en la ermita de la Virgen de la Esperanza del municipio alicantino de Muchamiel.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa.  


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa.  


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa.  

Carolina Correa Sotomayor recopilaba elementos significativos de la vida de su vida y de su familia. Probablemente, mirarlos le ayudaba a recordar momentos y vivencias familiares especiales de unos hijos que se encontraban lejos del hogar familiar. No puede decirse que fuera una coleccionista en pleno sentido de la palabra. Carolina, tomando las palabras de Calvo Serraller, antiguo director del museo del Prado, atesoraba ilusiones en forma de cápsulas que contenían lejanías temporales y espaciales.

Envoltorios de fosforeras o cajas de cerillas están recogidas en el álbum de recuerdos de Carolina. Una cosa tan simple como puede parecer en estos momentos una caja de cerillas, en aquellos tiempos era una gran novedad. Habían aparecido a mediados del siglo XIX, pocas décadas después de inventarse las primeras cerillas de fricción. El exterior de las fosforeras se ilustraba con escenas de personajes famosos y hechos muy variados. Más allá de un recuerdo de época, para los filumenistas, dichas cajas pasaron a ser unos codiciados objetos de arte menor. Las que hay en el álbum tienen un texto en inglés, contienen un dibujo de la estatua de la libertad y puede leerse el nombre de Brooklyn, uno de los cinco condados de New York. Se desconoce su procedencia y quien pudo enviárselas.

Cajetillas de cerillas de EE.UU.
Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa.  

Anárquicamente, Carolina Correa Sotomayor recopilaba sellos estampados en los documentos de alcaldías y otras administraciones oficiales. Casi todos corresponden a distintas localidades cubanas, algo que hace pensar que fueron enviados por sus hijos Alfonso o/y Luís. Los hay de las poblaciones de Cruces, Cienfuegos, Rancho Veloz, San Diego del Valle, Sancti Spíritus, Remedios, Trinidad, Las Villas, Sagua la Grande, Santa Clara, Quemado de Güines y Palmira.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa.  

Por otro lado, Carolina Correa recopilaba matasellos relacionados con la entrada a un país extranjero por una frontera, y/o la llegada a una ciudad extranjera en tren o en barco. En su álbum hay matasellos de las Islas de Barlovento en el Caribe, de Tampico en el actual estado mejicano de Tamaulipas, de Estados Unidos, de Marsella en Francia, de la frontera de La Junquera entre España y Francia, de Londres, de Lion, de Paris, de Lisboa, de Marruecos, del estrecho de Calais en el norte de Francia, de Santa Cruz de Tenerife, de Burdeos, del estrecho Svinesund en la frontera entre Noruega y Suecia, de Valparaíso en Chile, de Guayaquil en Ecuador, de Cuba, de Toronto, etc. El conjunto nos indica la variedad de lugares del mundo que sus hijos, su marido o ella misma llegaron a ir.

Timbres de entrada y/o salida a distintas ciudades de países europeos y americanos.
Fuente: Álbum familiar de Carolina Correa.
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Carolina, también coleccionaba sellos de cartas y matasellos que indican su fecha y lugar de origen. De entre los distintos sellos de su álbum destacan dos de ellos.

Uno es de EE.UU. Estados Unidos. Posiblemente sea del año 1880. Muestra el perfil de James A. Garfield, vigésimo Presidente de los Estados Unidos de América. Un presidente que a los seis meses de obtener la presidencia murió asesinado.

Otro es de Cuba y del año 1883. Muestra el perfil de la cara de Alfonso XII. Tiene un valor de 4 milésimas de peso, si bien los había con valores de media, una, dos, tres, cuatro y ocho milésimas de peso.


Fuente:   Álbum familiar de Carolina Correa.  

La circulación de la peseta fue aprobada en el año 1886. Probablemente, por la novedad que suponía un sello con valor de peseta, Carolina Correa Sotomayor, los guardaba. En su álbum se encuentran sellos de pago al estado, de diversos valores de peseta.

Sellos de pagos al Estado de distinto valor.
Fuente: Álbum familiar de Carolina Correa.
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Los billetes están también presentes en el álbum de Carolina. El más antiguo es un billete, no muy común, de 2 pesos dominicanos del año 1848. Otros dos están emitidos por el Banco Español de La Habana; uno es del año 1870 y de 1 peso de valor; otro está emitido en 1872 y es de veinte y cinco centavos. La mayoría de los otros billetes que contiene el álbum familiar están emitidos por el banco de la República de Argentina, entre 1881 y 1889, y tienen valores diversos. Se muestran algunos ejemplos en las imágenes posteriores.

Los boletos de lotería también se encuentran entre los objetos recopilados por Carolina. La mayor parte de ellos son de Cuba se muestran en el relato sobre su hijo, Luís Shelly Correa. Ello se debe a la relación directa que tenía Luís con la lotería al depender ésta de la Administración de Hacienda y la novedad que supuso la autorización de los sorteos. Uno de los boletos de lotería, contenido en el álbum de Carolina es de Luisiana, se desconoce quién selo pudo mandar.

Billetes de la época.
Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa.  

Durante el siglo XIX fueron muchas las novedades que aparecieron invadiendo la vida de los ciudadanos. Desde sus inicios la humanidad había buscado la manera de representar historias y acontecimientos. El avance de la litografía, posibilitando la impresión directa sobre papel, y de la prensa, como medio de comunicación de masas, se acompañó del desarrollo de la historieta gráfica como medio para dar información o satirizar personajes y situaciones. En una sociedad con una alta tasa de analfabetismo, dichas historias tuvieron mucho éxito entre la población. Francia, fue un país pionero en ello en la creación e historietas y Londres se apuntó rápidamente a dicho carro lanzando con gran éxito historietas dirigidas a un público infantil y juvenil. Puede que por todo ello Carolina Correa Sotomayor recopilara algunas de estas historietas.

Una de las que recopiló es una serie francesa de 6 cartas. Narra, gráficamente, la historia de unos jóvenes que intentan burlar la prohibición de bañarse y la actuación de la autoridad que les impone una multa. La historia transmite una moraleja sobre el buen comportamiento y el seguimiento de las normas establecidas. Se desconoce cualquier dato relativo a su origen, autor y año de publicación.

Otra de las historietas, recopiladas por Carolina en su álbum, es de origen inglés. Esta editada por G. Ingram, un fabricante al por mayor de papelería de lujo, con sede en la Old Street the St. Luke’s, London; se publicita como el único fabricante de historietas o cómics para niños. El comic del álbum es una vista panorámica de un desfile militar en el que puede observarse los distintos estamentos que lo componen y su ordenación en la formación.

Cómic francés de 6 viñetas, transmitiendo una moraleja sobre el buen comportamiento
Fuente:  Álbum familiar de Carolina Correa.  

Cómic inglés en el que se representa un desfile militar. Editado por C. Ingram, Londres.
Fuente: Álbum familiar de Carolina Correa.
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Esquela de Carolina Correa Sotomayor.
Fuente: Álbum familiar de Manuela Soler Borges.
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Carolina Correa Sotomayor murió en su casa de Madrid el 24 de octubre de 1909. Su hogar madrileño, en el núm. 3 de la calle Orellana, junto a la actual estación de metro Alonso Martínez, estaba muy próximo a la parroquia de Santa Bárbara. Carolina era una mujer muy religiosa, no es pues de extrañar que tuviera un padre espiritual. En su esquela se señala que era D. Aurelio Martínez Argos, sacerdote e ilustrado coadjutor de la citada parroquia.

Se desconoce a quien responden las iniciales A.M.B, autor del obituario sobre Carolina Correa Sotomayor que se escribió en una publicación desconocida. A tenor del contenido del escrito debía ser alguien que conocía a fondo a ella y a su marido.

Carolina fue enterrada en el nicho que ella misma compró en el cementerio de Alcalá de Henares junto a su marido y su hijo Dionisio.

Parroquia de Santa Bárbara en Madrid, a la que asistía con regularidad Carolina Correa Sotomayor.
Fuentes:  1) Parroquia de Santa Bárbara.   2) Todocolección.net  

Obituario de Carolina Correa Sotomayor en publicación desconocida.
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Fuente:  Álbum de su nuera Manuela Soler Borges.  
Obituario de Carolina Correa Sotomayor en publicación desconocida.
Transcripción

LA EXCMA.SRA. DOÑA CAROLINA CORREA

En otoñal mañana alumbrada por el astro del día, no empañado el cielo por nube alguna, un cortejo más distinguido que numeroso, compuesto de deudos y amigos, seguía en pos de un sencillo féretro sobre cuya simbólica cruz de metal, se quiebran los rayos del sol, el camino que de la estación del ferrocarril conduce al campo santo de nuestra ciudad.
A sus puertas la triste comitiva se para, descubriéndose con respeto, los bronces del cementerio sollozan más bien que doblan; de la cercana alameda el murmullo de las hojas movidas por el aire, remeda vago lamento y entre aquel concierto misteriosos se eleva una plegaria al cielo pronunciada por el sacerdote y repetida por los circunstantes, en cuyos ojos brillan lágrimas de sentimiento por el alma de la que ha poco acaba de partir.
Breves momentos después, aquellos pálidos restos recibían cristiana sepultura al lado de los de la familia Shelly, último y venerado asilo de los descendientes de aquel campeón que en los comienzos del siglo pasado ilustró su nombre luchando por la independencia española como los O’Donell, O’Relly y tantos otros irlandeses connaturalizados por aquel entonces en nuestra patria.
¿Quién era aquel ser cuya eterna partida tanto sentimiento producía en el ánimo de los asistentes a tan triste cuadro y no poco dolor en el corazón palpitante de sus deudos?
Una venerable dama, de linajudo origen, que el Alcalá de la segunda mitad del siglo pasado pudo admirar, más aún por sus virtudes que por su hermosura con ser ésta espléndida en extremo y la cual haciendo el bien toda su vida, obtuvo esa única superioridad que no crea envidiosos entre nuestros semejantes y como decía la ilustre escritora Fernán- Caballero es más que el saber con ser algo y que el genio con ser mucho.
Carolina Correa que este era su nombre, oriunda de Galicia, de la noble casa de Mos, recibió esmerada educación en Francia y muy joven unió su suerte a la de Don Tomás Shelly que más tarde había de ostentar el entorchado de general de nuestro ejército.
Con la fe heredara de sus padres y lo principios religiosos arraigados en su corazón que, si bien y como escribía el eximio Marques de Valdegama, “no deberían ser elogiados en otro tiempos como quiera que a nadie le es permitido tener otros si ha recibido el bautismo, pero hoy día el cumplimiento del deber es una acción heroica merecedora de prolongados aplausos”; caminó por la larga senda de la vida durante setenta años de su existencia, en sus distintas etapas de hija, esposa y madre, moldeando su alma centellante del más puro amor y sintiendo palpitar dentro de su ser las aspiraciones de los espíritus elevados para los estados que Dios hubo de ponerla y de que nos habla del padre Bach en sus escritos.
Honrado el que estas línea escribe y desde hace muchos años con la cariñosa amistad de la finada y de sus hijos, en las largas y frecuentes pláticas con aquella bondadosa señora, cuyo porte era de gran dama y sus modales medidos, reposados y elegantes; de negro y sencillo vestir, pero pulcro y esmerado, escuchaba de sus labios recuerdos oportunos, anécdotas graciosas y episodios interesantes, expresado todo ello con aquel simpático candor característicos suyo y que es patrimonio del genio elevado o de la virtud exquisita, haciéndonos a sus hijos y a mi agradables y provechosas aquellas horas pasadas al lado de tan encantadora anciana, abuela cariñosa por la enseñanza que encerraban para nosotros tantas cosas aprendidas en el Kempis o en las obras de Cecilia Bolh de Feber, sus libros favoritos y de los que Aparisi Guijarro decía que al leerlos parece oír aún la voz del buen Pastor y los sollozos del hijo Pródigo.
Descanse en paz tan noble y virtuosa dama, que tantas lágrimas enjugara acá en la tierra y al expresar a sus hijos, mis queridos amigos, el sentimiento grandes por la pérdida experimentada, les recordaremos aquel pensamiento del poeta que llenan el alma de consuelo.
“La muerte es fugaz dolor
Como todo lo mudable.
Un tránsito indispensable
Para otra vida mejor”
A.M.B.


Firma de Carolina Correa Sotomayor en dos momentos de su vida.
Fuente:  Documento del Archivo del Museo de Pontevedra y del Archivo Municipal de Alcalá de Henares.  

Escrito por Rosa María Pujol Vilallonga
Espero que os haya gustado. No os perdáis el siguiente CAPÍTULO...
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