CAPÍTULO 4 : RELATO 1 Los Shelly MacCarthy y Comenford Vida y matrimonios de Cornelio Shelly O’Ryan

¿Como transcurrió la vida de Cornelio Shelly O’Ryan?
Batalla naval de Trafalgar (2) y el inicio de la Revolución Francesa.
Fuente:  Carlos Alberto Santoestefano, Araceli Rego (Un poco de historia)  

Virgen de Atocha... Dame un trabuco... Para matar franceses Y mamelucos.

Canción popular de la Guerra de la Independencia.

A principios del siglo XIX, aproximadamente el 20 % de los hombres y el 30 % de las mujeres se casaban entre los 15 y los 24 años. Las parejas tenían una media de siete hijos. De cada dos hijos nacidos sobrevivía uno, el periodo intergenésico era de unos 32 meses y el último parto de la mujer solía ser sobre los 40 años. La esperanza de vida no llegaba a los 35 años, dada la alta tasa de mortalidad infantil (29%), un hecho que, junto a la muerte por parto, afectaba a todos los grupos sociales. Las enfermedades infecciosas y la alimentación, excesiva o deficitaria según el nivel social, causaban una alta mortalidad en los adultos, comportando que la viudez y las segundas nupcias fuesen experiencias habituales.

Árbol Genealógico de Cornelio Shelly O´Ryan.
Fuente: Investigación interna, www.myheritage.es
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A tenor de los datos que se tienen, puede pensarse que Cornelio Shelly O’Ryan estaba dentro de los parámetros medio de la época. Como se ha indicado antes, en el relato 4 del capítulo 3, murió, en 1817, tras haber tenido once hijos con su primera esposa María MacCarthy O'Herm y dos con la segunda, María Commenford Stapleton. De la primera esposa nacieron: Juana, Tomás, Edmundo, Elena, Margarita, Ana, Dionisio y Mariana. De su segundo matrimonio nacieron: Ricardo y Elena.

Los hijos de Cornelio nacieron entre 1778 y 1811, y la gran mayoría de ellos murieron entre 1840 y 1855. Así pues, gran parte de la vida de Cornelio Shelly O’Ryan, al igual que la de sus hermanos, se sitúa en el periodo de la historia de España coincidente con el reinado de Carlos III y Carlos IV. Los últimos años de su vida y la mayor parte de la de sus hijos se desarrolló durante el reinado de Fernando VII, de José I y de la reina Regente María Cristina. Así mismo, algunos de sus hijos más pequeños vivieron los primeros años del reinado de Isabel II.

Reyes de España que enmarcaron la vida de Cornelio Shelly O’Ryan y sus hijos.
Fuente: Elaboración propia en base a imágenes de Wikipedia.
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Cornelio Shelly MacCarthy vivió, parte de su vida, en una España sometida al poder absoluto del rey, bajo el dominio de la aristocracia feudal, de la iglesia y de la monarquía. Un país con un amplio sector de la población viviendo en la pobreza y en el campo, constituido por reinos diferenciados y con extensas posesiones en Ultramar. En dicho contexto, el rey Carlos III (1759-1788), influenciado por el pensamiento crítico y reformista de la Ilustración, impulsó un nuevo modelo de gobernanza.

Era un modelo en el que el rey seguía manteniendo su poder absoluto, sin que se cuestionaran los fundamentos del Antiguo Régimen y sin que existieran cambios sociales significativos. Las nuevas reformas fueron impulsadas por ministros ilustrados como el marqués de Esquilache o el conde Floridablanca. Entre otras, promovieron la amortización y colonización de tierras, el impulso de navieras y astilleros, el libre comercio colonial, la emisión de bonos y el desarrollo de expediciones científicas.

Al morir Carlos III, accedió al trono su hijo Carlos IV. Reinó durante 20 años (1788-1808), prácticamente, desde el inicio de la Revolución Francesa hasta el comienzo de la Guerra de la Independencia de España contra Francia. Su reinado estuvo marcado por el poder político que dio a su ministro Godoy, por un continuo de guerras y por las epidemias que se cebaron sobre una población hambrienta.

Hechos claves del reinado de Carlos IV.
Fuentes:  1) varios   2) Wikipedia.  

Para evitar la expansión de las ideas de la Revolución Francesa, Carlos IV desplegó una fuerte reacción conservadora. Impuso una rígida censura, disolvió las Cortes y estableció alianzas con Portugal e Inglaterra, sus añejos países enemigos. La penosa situación económica y social que se vivía en España, llevó al gobierno de Carlos IV a negociar acuerdos con la Francia de Napoleón. Fue así como el ejército francés obtuvo licencia de libre tránsito por territorio español para facilitarle la ruta hacia Portugal, país con quien Francia estaba en guerra. Muy pronto, esta entrada, consentida de tropas napoleónicas, se convirtió en una clara ocupación del territorio español por el ejército francés.

Las continuadas guerras, los desastres navales, la pérdida en picado del comercio con las colonias de ultramar, la bancarrota económica de las arcas estatales, el hambre y las epidemias, el incremento de las contribuciones y el inicio de la desamortización de las tierras eclesiásticas, fue generando el progresivo aumento del descontento de la población española hacia Carlos IV y su ministro Godoy. En paralelo, una parte de la aristocracia y del clero, aprovechando la situación, fue potenciando la imagen de su hijo, el príncipe Fernando, como el único posible salvador de la situación del país.

Algunos hechos de la Guerra de Independencia española (1808-1814).
Fuentes:  1) Wikipedia.org   2) Somatemps.me  

El conjunto de todo ello desembocó en una asonada popular que tuvo lugar el 19 de marzo de 1808. Conocida por el Motín de Aranjuez fue una sublevación que provocó la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo, que pasó a ser rey de España con el nombre de Fernando VII.

El nuevo rey, Fernando VII, pidió ayuda a Napoleón Bonaparte para paliar las revueltas que se sucedieron. El emperador francés se la dio a cambio de su renuncia a los derechos monárquicos y del nombramiento de rey de España a su propio hermano, José I Bonaparte (1808-1813).

El nombramiento de José I como rey de España y la evidente invasión/ocupación del ejército francés en el territorio español, provocaron una insurrección en Madrid, el 2 de mayo de 1808. La revuelta fue brutalmente abortada por las tropas francesas napoleónicas, provocando levantamientos antifranceses por todo el territorio español. Era el inicio de la Guerra de la Independencia. Una guerra entre España y Francia que duraría seis años (1808-1814), y que finalizaría con la derrota napoleónica y el regreso a España de Fernando VII como rey.

Las victorias francesas de Rioseco, Medellín, Coruña, Badajoz, Gerona, Zaragoza, Valencia y Tarragona, y las victorias españolas de Bailén, Talavera, Chiclana, Albuera, Ciudad Rodrigo, Arapiles, Vitoria y San Marcial, forman parte de las principales contiendas de la Guerra de la Independencia. Una guerra que ocasionó un gran número de muertes, pérdidas materiales muy elevadas, la activación del proceso de independencia de las colonias de América y el exilio de miles de afrancesados o españoles que colaboraron con el gobierno de José I.

Algunos hechos de la Guerra de Independencia española (1808-1814).
Fuentes:  1) Google sites   2) Wikipedia.org  

La Guerra de la Independencia implicó directamente a la familia Shelly dada la condición militar de muchos de sus miembros, todos ellos monárquicos y fieles defensores del rey reinante. Afectó al propio Cornelio Shelly O’Ryan, a algunos de sus hermanos, tal y como se ha visto en el capítulo anterior y a varios de sus hijos, como se verá en los relatos posteriores a este capítulo.

La segunda época de la vida de Cornelio Shelly O’Ryan y, especialmente, de gran parte de la de sus hijos, se desarrolló en un momento de cambio clave para la historia de España. La familia Shelly & MacCarthy vivió las encarnizadas luchas ideológicas entre los que se aferraban a las ideas del Antiguo Régimen y los que defendían las nuevas ideas de la Revolución Francesa. Era la lucha entre los partidarios de la monarquía absoluta, la sociedad estamental y la economía mercantilista, y los partidarios de aprobar una constitución que posibilitara la creación de un Estado liberal. La lucha entre los llamados absolutistas y los llamados liberales, en la que la familia de Cornelio, mayoritariamente, tomó partida por éstos últimos.

En una España en guerra, con un rey (José I), visto como ilegítimo, con las tropas francesas ejerciendo una extremada violencia represiva y con un vacío de poder para hacer frente a la situación, los ideales liberales de la revolución francesa habían ido calando en la sociedad española. Ello facilitó que pudieran constituirse las denominadas Juntas Locales y las Provinciales y, finalmente, la Junta Central Suprema. Ésta última asumió la responsabilidad de organizar la resistencia contra Napoleón, reorganizar política y administrativamente el país, e impulsar las reformas para poder emprender y redactar una constitución.

En 1810, se convocó la reunión conocida como las Cortes en Cádiz. La mayoría de sus miembros eran conservadores, pero, pese a ello, dos años más tarde, por iniciativa de los representantes liberales, se aprobó una medida impensable, por revolucionaria, la Constitución de 1812. Fue la primera constitución, propiamente española y democrática, conocida con el sobrenombre de La Pepa. Planteaba un sistema político vertebrado por la soberanía nacional y la monarquía parlamentaria; promulgaba una amplia declaración de derechos del ciudadano; establecía la división del poder legislativo, judicial y ejecutivo; proclamaba el derecho de representación estableciendo el sufragio universal; afirmaba la confesionalidad católica del Estado; diseñaba la división del territorio nacional en provincias, y la creación de las diputaciones.

Pese a su aprobación, la Constitución de 1812 nunca tuvo aplicación práctica dada la situación de guerra en la que surgió y, sobretodo, por la regresión hacia el absolutismo monárquico que emprendió Fernando VII, a su regreso de Francia. La situación abrió un largo conflicto ideológico y de poder entre absolutistas y liberales. Una lucha que se iniciaría con la imposición del absolutismo, seguida de periodos de alternancia liberal y absolutista, y que, finalmente, se resolvería, a favor del liberalismo, durante el reinado de su hija Isabel II. Así, Fernando VII iniciaría, de nuevo, su reinado con el denominado Periodo Absolutista (1814-1820), al que le siguieron tres años de dominio liberal conocidos como el Trienio Liberal (1820-1823), para imponer de nuevo el absolutismo durante la llamada Década Absolutista u Ominosa (1823-1833).

General Francisco J. Elío. Primer periodo del reinado de Fernando VII: Periodo Absolutista 1814-1820.
Fuente:  Museo del Prado (Madrid)  
En 1814, Fernando VII regresó a España y aclamado por la población se dirigió a Valencia donde una representación de diputados absolutistas de las Cortes le entregó el llamado Manifiesto de los Persas. En el mismo se propugnaba la supresión de la Constitución de 1812 y se justificaba la restauración del Antiguo Régimen. Días más tarde, la sublevación llevada a cabo por el general Francisco Javier de Elío lo hacía posible. Se iniciaba un periodo de privación de libertades y de retornó a las ideas del Antiguo Régimen y a la monarquía absoluta.
Durante el Periodo Absolutista se aplicó la represión sobre cualquier sospechoso de ser liberal, y se persiguió y depuró a los afrancesados. Se cerraron las diputaciones, los ayuntamientos constitucionales, las universidades y desapareció la prensa libre.
Amplios sectores de militares e intelectuales descontentos con lo que acontecía optaron por apoyar posturas liberales y muchos se integraron en organizaciones secretas masónicas.

En España, día a día aumentaba el descontento de la población. Las revueltas se iban generalizando hasta que una insurrección, liderada por el general Riego, abocó a que Fernando VII, temiendo las consecuencias de la situación y pese a ser un absolutista convencido, jurase la Constitución de 1812. Finalizaba el Periodo Absolutista y se iniciaba una nueva etapa de su reinado, el llamado Trienio Liberal (1820-1823).

Fernando VII jurando fidelidad a la Constitución de 1812. Segundo periodo del reinado de Fernando VII: Trienio Liberal 1820-1823.
Fuente:  zumalakarregimuseoa.eus  
El Trienio Liberal constituyó una etapa de progreso en la que se tomaron medidas para abolir el absolutismo, los señoríos, la inquisición y los privilegios eclesiásticos.
Se caracterizó por la inestabilidad política causada por la escisión de los liberales. Los liberales moderados querían mantener la Constitución de 1812, pero pactar con el rey y aumentar su poder. Los liberales exaltados querían la aplicación estricta de la Constitución de 1812.
Pese al juramento de acatar la Constitución de 1812, durante todo esta época, Fernando VII hizo todo lo posible por obstruir el desarrollo constitucional y la labor del gobierno. Para poner fin al dominio liberal pidió la intervención de la Santa Alianza. Ésta mandó a España el denominado ejército de los Cien Mil hijos de San Luis, que sin apenas obstáculos, en octubre de 1823, restableció la monarquía absoluta.
La Santa Alianza era un tratado firmado por los monarcas de Austria, Rusia y Prusia invocando los principios cristianos de justicia, caridad y paz.

La lucha entre liberales y absolutistas sería larga resolviéndose durante el reinado de Isabel II (1833-1868), hija de Fernando VII. Como se irá viendo, la familia Shelly, totalmente monárquica, tomó casi siempre partido por la apuesta liberal moderada.

Tras tres años de inestabilidad política y de conspiración absolutista contra los liberales por parte de Fernando VII, el 7 de abril de 1823 un ejército francés, conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, a petición del Rey y sin encontrar resistencia popular, desbanco al gobierno liberal. Meses más tarde, vencido el último foco de resistencia liberal en Cádiz, se repuso como monarca absolutista a Fernando VII. Comenzaba el tercer periodo de su gobierno conocido por la Década absolutista u Ominosa, como la llamaban los liberales. Una década de retroceso que se mantendría hasta 1833.

Los Cien Mil Hijos de San Luis. Tercer periodo del reinado de Fernando VII: Década Absolutista u Ominosa 1823-1833.
Fuente:  Wikipedia.org  
El Trienio Liberal constituyó una etapa de progreso en la que se tomaron medidas para abolir el absolutismo, los señoríos, la inquisición y los privilegios eclesiásticos.
Se caracterizó por la inestabilidad política causada por la escisión de los liberales. Los liberales moderados querían mantener la Constitución de 1812, pero pactar con el rey y aumentar su poder. Los liberales exaltados querían la aplicación estricta de la Constitución de 1812.
Pese al juramento de acatar la Constitución de 1812, durante todo esta época, Fernando VII hizo todo lo posible por obstruir el desarrollo constitucional y la labor del gobierno. Para poner fin al dominio liberal pidió la intervención de la Santa Alianza. Ésta mandó a España el denominado ejército de los Cien Mil hijos de San Luis, que sin apenas obstáculos, en octubre de 1823, restableció la monarquía absoluta.
La Santa Alianza era un tratado firmado por los monarcas de Austria, Rusia y Prusia invocando los principios cristianos de justicia, caridad y paz.

A finales del reinado de Fernando VII, los hijos de Cornelio Shelly O’Ryan vivieron otro hecho de gran relevancia en la historia de España. Un hecho que incidió muy directamente sobre sus vidas y, especialmente, sobre la de sus descendientes: la independencia de gran parte de los territorios españoles en América.

En la Década Absolutista, el descontento en las colonias de ultramar se había incrementado progresivamente, especialmente entre los criollos burgueses, que constituían un grupo culto, económicamente fuerte, de pensamiento liberal. Pese a su importancia social y económica, el sector criollo recibía un trato discriminatorio por parte del gobierno español, el cual enviaba a peninsulares para ocupar los cargos de gobierno americanos.

El ejemplo de la independencia de los Estados Unidos (1776) y el apoyo de Inglaterra, interesada en controlar el comercio americano, comportó que los criollos bien estantes iniciaron un flujo de insurrecciones y luchas independentistas. Finalmente, la fuerza de estos movimientos, los problemas derivados de las disputas entre absolutistas y liberales en España, la bancarrota de las arcas españolas y un ejército muy descontento, conllevaron el fin de la dominación española en América.

La batalla de Ayacucho, en Perú, supondría un punto de inflexión y, a partir de 1824, tan sólo las islas de Cuba y Puerto Rico seguirían ligadas a la metrópoli. Dos islas que marcarían enormemente la vida de los Shelly del linaje familiar, tal y como se verá más adelante.

La batalla Ayacucho en Perú significó el fin definitivo del dominio colonial español en América, exceptuando las islas de Puerto Rico y Cuba.
Fuente: Web oficial de la ciudad de Ayacucho.
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Fernando VII, en vísperas del nacimiento de su hija Isabel II, ante la posibilidad de que no naciera un varón, aprobó la abolición de la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres. Con ello posibilitaba el reinado de su Isabel y excluía, como sucesor, a su hermano Carlos María Isidro de Borbón. La trifulca estaba servida y se iniciaba un nuevo episodio de luchas en España.

A las puertas de su muerte, Fernando VII, dada la corta edad de su única hija, Isabel, nombró reina Regente a su esposa María Cristina. La reina viuda asumió la responsabilidad monárquica hasta que su hija alcanzó la mayoría de edad y pudo gobernar como Isabel II, en 1843. La reina Regente se acercó a los liberales pensando que era el único modo de garantizar el trono a su hija. Formó un gobierno reformista, declaró la amnistía de unos 100.000 liberales exiliados, reformó el ejército y mandó abrir de nuevo las universidades.

Carlos María Isidro de Borbón, hermano de Fernando VII, nunca aceptó la derogación de la Ley Sádica y al morir su hermano se autoproclamó rey de España. Era el inicio de la primera guerra carlista. Una cruel lucha civil entre los isabelinos que apoyaban el reinado de la reina Regente y de Isabel II, y los carlistas que daban su apoyo a Carlos María.

La contienda entre isabelinos y carlistas respondía una lucha ideológica entre los partidarios de reformas políticas, más cercanas al liberalismo moderado, y los que se aferraban al absolutismo, más intransigente. Los liberales pretendían terminar de una vez por todas con el Antiguo Régimen y modernizar el país tomando medidas tales como las libertades políticas, económicas y sociales, la separación entre Iglesia y Estado y la implantación de la uniformidad territorial. Los carlistas se aferraban al tradicionalismo, la idea de la monarquía de origen divino, las ideas del Antiguo Régimen, y el mantenimiento de los fueros y privilegios tradicionales de algunas zonas de España.

Pretendientes al trono de España después de Carlos IV.
Fuente: Investigación interna, www.myheritage.es
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La población de las grandes ciudades, la burguesía comercial, industrial y financiera, al igual que la alta nobleza, las jerarquías eclesiásticas y la mayor parte del ejército daba su apoyo a la reina Regente y a su hija Isabel II. Francia, Portugal, Gran Bretaña dieron, también, su apoyo.

Campesinos, artesanos, la baja nobleza y el bajo clero apoyaron a los carlistas. Externamente, contaban con el apoyo de la Santa Alianza y de los estados Pontificios. Los focos carlistas más importantes estaban situados en la zona noreste de España, en la zona vasco/navarra, la catalana aragonesa y la del maestrazgo valenciano.

La Primera Guerra Carlista o primera guerra civil moderna española, duró siete sangrientos años en los que acontecieron centenares de escaramuzas y batallas hasta que, en 1839, se firmó la paz. Una tregua que se rompería, a los seis años, al iniciarse la Segunda Guerra Carlista (1846-1849), consecuencia de un levantamiento popular, fundamentalmente, en Catalunya, al fracasar la propuesta de matrimonio entre Isabel II y el hijo de Carlos Mª Isidro, pretendiente carlista al trono. La guerra finalizó con el éxodo masivo de exiliados carlistas hacia Francia y el paso de los años no consiguió borrar el conflicto entre carlistas e isabelinos. En 1870, el descontento del sector carlista por la renuncia al trono de Amadeo I de Saboya, dejando a España bajo el gobierno de la I República, generó la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), que se desarrolló, especialmente, en el País Vasco, Navarra y el noreste de España, finalizando durante el reinado de Alfonso XII.

Protagonistas de la crisis sucesoria a la muerte de Fernando VII.
Fuente:  https://commons.wikimedia.org/  

La familia Shelly participó muy activamente en las guerras carlistas, desde el bando isabelino. Cabe recordar el papel de dos de los hermanos de Cornelio Shelly O’Ryan, el de Edmundo que participó, activamente, en la defensa anticarlista de la localidad de Quintanar de la Orden y el de Miguel que murió durante el Primer Sitio de Bilbao. Como se verá en los próximos relatos, también, varios de los hijos de Cornelio Shelly O’Ryan intervinieron muy directamente en las guerras carlistas, en especial su hijo Ricardo, fruto de su segundo matrimonio.

La gran mayoría de los Shelly estuvieron del lado de los isabelinos, pero algunos, los más cercanos a Margarita Shelly MacCarthy, apostaron decididamente por el bando carlista, si bien terminaron, finalmente, asociados al isabelino.

La vida de los Shelly & MacCarthy y de sus hermanastros Shelly & Commenford, además de las luchas carlistas, se vio envuelta de sucesivos disturbios y sublevaciones. Vivieron la promulgación de la Constitución de 1837, el nombramiento de Espartero como regente y el bombardeo de Barcelona. Fueron testigos de la declaración de la mayoría de edad de Isabel II, el 10 de noviembre de 1843, y del inicio de su poder mayestático, que no consiguió que cesaran los altercados en España.

Escrito por Rosa María Pujol Vilallonga
Espero que os haya gustado. No os perdáis el siguiente CAPÍTULO...
Agradecimientos de este Capítulo (4)


El agradecimiento de este capítulo sigue siendo para todos aquellos autores que, sin conocerlos directamente, muy generosamente, ponen a disposición del público, en general, el resultado de sus investigaciones y conocimientos.
Quiero hacer mención de Guillermo C.R.G. Pérez, responsable del blog http://ancienhistories.blogspot.com.es/, “Contando historias antiguas de militares”.
También debo mencionar a los responsables de pequeños museos locales que, con medios, generalmente, muy escasos, recogen y recopilan historias locales que de otro modo se perderían.
Agradezco a Aurelio Bermejo Fernández, catedrático de latín, su ayuda desinteresada para la traducción de las actas bautismales escritas en latín.


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