• 10 de Noviembre 2017
• David Vilallonga Shelly
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Este relato está basado en el libro que escribió María Vinyals en 1904, que lleva por título “El Castillo de Sotomayor por la Marquesa de Ayerbe”.
Es un breve resumen del libro, que está enfocado, exclusivamente, en los sucesos acontecidos que llevaron al hundimiento de la Casa de Sotomayor y a la apropiación del castillo por parte del Marqués de Mos.
La autora del libro, María Vinyals, estaba casada con Antonio González de Aguilar y Correa, más conocido como Marqués de la Vega de Armiño. Éste era hijo de la hermana de Alfonso Correa de Sotomayor, V marques de Mos y padre de Carolina. Como se mostrará en el capítulo 6, a María Vinyals y Carolina les unió una entrañable amistad, prueba de ello es el dibujo que le dedico.

Existe cierta controversia sobre el origen del linaje Sotomayor, allá por el siglo XII. Según comenta María Vinyals en su libro “El Castillo de Sotomayor por la Marquesa de Ayerbe” de 1904, esto es así debido a que en aquella época, la historia de España la escribían los moros y los judíos, y lo hacían a su manera… Es de razón mencionar que en esos tiempos, los sarracenos debían tener un nivel de escritura y modales más refinados que los cristianos.

Además, y siempre siguiendo el relato de María Vinyals, no existen demasiados documentos debido a que, en 1807, durante la invasión francesa, se incendió el palacio de Santa Eulalia de Mos, destruyendo sus archivos.

Lo que si sabemos es que inicialmente los Sotomayor provienen de la familia Saavedra que ostentaron un enorme poder en la zona de Galicia y Cantabria.
Así pues, el primer Sotomayor del que tenemos referencia fue Pax Méndez Sorrede, que vivió en la época del rey Alfonso VII de León (alrededor del año 1120), y al que se le atribuye la construcción de un castillo sobre una antigua fortificación celta.

Pax Méndez tuvo descendencia ilustre allá por el siglo XIII y XIV, pero nosotros retomamos la historia en el año 1440 con el reinado de Don Juan II de Castilla.

Extinción de la rama legítima de los Sotomayor:

Todo se inicia con el testamento de Don Fernán Eans de Sotomayor, señor de Casa de Sotomayor, Crecente y Fornelos.
En dicho documento dispuso que sus títulos y posesiones pasasen a su hijo legítimo Don Álvaro Páez de Sotomayor y que si éste muriera sin sucesión, la heredera universal fuese su hija Doña Mayor, mujer de Ruy Sánchez de Moscoso. En ese mismo pliego declara tener un hijo natural llamado Pedro, y ordena que se le de cuanto necesite para su crianza, dedicándole a la carrera eclesiástica.

Este hijo bastardo, Don Pedro, se hizo con los favores en vida de Don Álvaro Páez, de tal suerte que a su muerte, le otorgó en herencia la Casa de Sotomayor contradiciendo el testamento de su padre Don Fernán Eans de Sotomayor, y perjudicando a su tía Doña Mayor, viuda de Moscoso.
El tal Don Pedro, a la sazón nombrado como “Per Álvarez” en reconocimiento a los favores de su protector y hermanastro Don Álvaro Páez, debía ser un gran persuasor, ya que también se ganó la confianza de Doña Mayor y consiguió que esta abdicase de su legítimo derecho a ostentar el título de Sotomayor.

Don Pedro, el “Madruga”:

Extinguida la descendencia directa y legítima de la Casa de Sotomayor, el rey Enrique IV de Castilla y el rey Alfonso V de Portugal, no tardaron en reconocer al bastardo Don Pedro como el legítimo sucesor del apellido, los bienes y señorío de Sotomayor, y aun el rey Portugués le hizo merced otorgándole el Condado de Carmiña.

Don Pedro Álvarez de Sotomayor fue un hombre de carácter fuerte, combativo e indomable que tuvo una vida cargada de trifulcas. Lucho y lideró todos los bandos y contra todos ellos se peleó. Sus frecuentes ardiles y artimañas le valieron el apodo de el “Madruga” por parte de sus adversarios.

A lo largo de su existencia tuvo conflictos con la nobleza gallega; con los Reyes Católicos y su representante Don Ladrón de Guevara y más tarde con Don Fernando de Acuña, la rebelión popular de “La Hermandad” en 1468, y, también, contra su propia familia cuando su mujer Teresa de Távora, buscando salvar el linaje y patrimonio familiar, confabuló con los Reyes Católicos para que cediesen la Casa de Sotomayor a su primogénito Don Álvaro de Sotomayor, de tal suerte que lo desheredó en vida.

Don Álvaro de Sotomayor hijo del “Madruga” apoderado injustamente de la Casa de Sotomayor, estuvo siempre perseguido por la fatalidad.
Inicio su Señorío maldecido, y desheredado por su padre y amenazado de pleito por su madre y hermanos. Se trasladó a Portugal para conseguir los favores del rey Juan II y allí se vio envuelto en una conspiración contra el rey Portugués y acabo entre rejas y tullido.
Volvió a España donde la reina Isabel le otorgo el condado de Carmiña, pero la fatalidad le persiguió también en Valladolid, donde murió en un duelo, al que él era ajeno.
Quedó pues su viuda Doña Inés Enríquez, que era avara y codiciosa, teniendo que afrontar las reclamaciones de sus cuñados.
Casó sus hijas menores con enemigos declarados de la familia Sotomayor con la idea de solventar sus pleitos extra-familiares. Pero ese estrategia fue a la postre el hundimiento de los Sotomayor ya que consiguió enfrentar a su hijo primogénito, Don Pedro Álvarez de Sotomayor “El Parricida”, de tal suerte que éste organizó la muerte de su madre, creando así una horrible mancha en tan noble familia.
Aunque el asesinato fue condenado, todas esas circunstancias acarrearon un gran embrollo legal para la familia que además estaba acosada por los Sarmiento (yerno de Doña Inés Enríquez).

El asalto al Castillo de Sotomayor:

El tío de Don Pedro, y 3er. hijo de el “Madruga”, Don Diego “El Comendador”, astuto y sagaz cual ninguno, con tal de preservar la fortuna familiar y valiéndose de numerosos pactos, urdió una plan para unir derechos y posesiones de los Sotomayor en una única entidad que fuera indivisible.
A estos bienes también añadió los del coto de Mos, al cual accedió a través del matrimonio de su sobrina Doña Teresa de Sotomayor y Don Gutierre Bernaldo de Quirós, a la sazón Señor de Mos.

Pues bien, Don Diego donó en vida todas esas posesiones, títulos y rentas, de manera irrevocable, a su querida sobrina Doña María de Sotomayor y Moscoso.
De esta manera se crearon las dos ramas rivales de la familia Sotomayor.
Por un lado, los descendientes de Doña Teresa y Don Fernando de Andrade que mantuvieron los bienes usurpados, el señorío de Mos y su castillo, y a los que, en 1703, Felipe V les otorgó el título de Duques de Sotomayor en la persona de Fernando Yáñez de Sotomayor Lima y Brito, II marqués de Tenorio y de los Arcos, II conde de Crecente, VIII vizconde de Villanueva de Cerveira y señor de Sotomayor.
Y, por otro lado, los descendientes de Doña María de Sotomayor y Alonso Bernardo Quirós, que mantuvieron los litigios con la otra rama hasta que en el siglo XVIII, Don Benito Correa de Sotomayor, Marqués de Mos, ganó el pleito por mejor derecho sobre el testamento de Don Diego “El Comendador”, que había iniciado su padre, Pelayo Antonio Correa Sotomayor, el 14 de mayo de 1773, sobre las tierras del mayorazgo de los Sotomayor.

Y así fue como pasó el Castillo de Sotomayor a denominarse Castillo de Mos.

El misterio de Carolina Correa de Sotomayor:

Carolina Correa, segunda esposa de Tomás Shelly Calpena y bisabuela de Mami, era hija de Don Alfonso Correa de Sotomayor, V Marqués de Mos.

Las notas de prensa de la época, el libro de F.F. Béthencourt sobre Historia genealógica y heráldica de la monarquía española, casa real y grandes de España, así como las notas familiares de su álbum, dejan claro que Carolina estuvo muy unida al clan Mos-Sotomayor, que pasaba vacaciones en el Castillo de Mos y que sus hijos tuvieron siempre la ayuda del sucesor de su padre, el marqués de Ayerbe. También sabemos que tenía gran amistad con María Vinyals, autora del libro en el que está basado este relato.
En dicho libro, está documentado el árbol genealógico de la familia, Sotomayor-Mos y, curiosamente, indica claramente que don Alfonso Correa de Sotomayor, V marqués de Mos, murió sin descendencia, omitiendo cualquier alusión a Carolina. Algo que sucede en, prácticamente, todos los documentos y escritos localizados.

Como se verá en el capítulo 6, su padre, el V marqués de Mos, consta, claramente, en la partida de nacimiento de Carolina y la reconoce en su testamento dejándole gran parte de su patrimonio.

Dada la legislación sucesoria, Carolina no heredó ningún título. Ella misma lo afirma en una nota recogida en un álbum familiar de su nuera Manuela Soler Borges. En dicha nota, copia de la esquela del V Marqués de Mos, se dice claramente que Carolina era su hija pero que su sucesor fue Don Antonio Aguilar y Correa Sotomayor, VIII Marqués de la Vega de Armijo, V Marqués de Mos y V Conde de Bobadilla.

El misterio sin resolver de Carolina ha quedado resuelto al disponer de su partida de nacimiento y del testamento de su padre. La información que ambos documentos contienen eliminan cualquier hipótesis anterior que teníamos y abren nuevas dudas, cómo se verá en el capítulo 6.