CAPÍTULO 1 : RELATO 2 Origen irlandés de la rama familiar Shelly La Irlanda en la que vivieron los Shelly

¿Qué se sabe de los primeros Shelly que vivían en Irlanda?
Castillos Celtas de Irlanda
Castillos Celtas de Irlanda
Castillos Celtas de Irlanda
La isla esmeralda : Melancólicos castillos celtas en Irlanda.
Fuente:  Irisharchaeology.ie  

Am fear is fhaide chaidh bho’n bhaile, chual e’n ceòl bu mhilse leis nuair thill e dhachaidh.

Dicho gaélico irlandés.

Qué se sabe de los primeros Shelly que vivían en Irlanda?
En este relato se describen algunos aspectos básicos de la Irlanda gaélica y se aborda el marco socio-político de opresión inglesa y protestante sobre la Irlanda católica. Contexto en el que vivieron las generaciones más antiguas de la familia Shelly..

Genealogía Shelly según al documento familiar certificado en Dublín el 14 de marzo de 1793
Fuente: Investigación interna, www.myheritage.es
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Lebhor Gabhala Eireann o Libro de las Invasiones de Irlanda está escrito en el siglo XI y es uno de los libros más importantes de la literatura irlandesa antigua. Mezclando mitos, leyendas, folklore e historiografía judeocristiana, describe la historia antigua de Irlanda en base a seis relatos de invasiones de la Isla.

Remontándose a los tiempos, el libro narra una primera invasión de la Isla protagonizada por una de las nietas de Noé junto a tres hombres y una cincuentena de mujeres para librarse del Diluvio Universal y en la que perecieron todos al poco de llegar. El libro cuenta una segunda invasión de Irlanda, liderada por otro descendiente de Noé, que se establece en la isla hasta la llegada de los fomorianos, unos monstruos gigantes que provocaron la enfermedad y la muerte a todos los isleños, excepto a uno de ellos. El libro describe una tercera invasión de un grupo de hombres que son derrotados por los fomorianos y los pocos supervivientes abandonan la isla en dirección a Grecia y a las islas septentrionales (Inglaterra y Escocia). En el libro se cuenta una cuarta invasión de Irlanda protagonizada por los descendientes de los que huyeron a Grecia y regresaron tras conseguir librarse de la esclavitud a la que les sometieron los griegos. Así mismo, explica una quinta invasión llevada a cabo por los descendientes de los que huyeron hacia las islas septentrionales, quienes, llegados de nuevo a Irlanda, se enfrentaron a los anteriores invasores, iniciándose un continuo de guerras entre ambas tribus que finalizaría con su victoria y dominio de la Isla.

Finalmente, en el Libro de las Invasiones de Irlanda se cita a los goidélicos, descendientes de un rey prócer de la construcción de la Torre de Babel que hablaba la lengua gaélica, una de las setenta y dos en las que se dividió el mundo al derrumbarse dicha torre. Explica que tras muchas vicisitudes sus descendientes se asentaron en la Península Ibérica y su líder, Breogán, fundó la ciudad de Brigantia, actual A Coruña. Uno de sus hijos vislumbró desde lo alto de la gran torre (Torre de Hércules) el contorno de una isla lejana, Irlanda, viajando hasta ella. Al llegar se encontró los clanes irlandeses enfrentados entre sí y al tratar de mediar entre ellos fue asesinado.
Los milesios o ciudadanos de Brigantia vengaron su muerte invadiendo Irlanda. Lo hicieron dirigidos por el druida Amergin, que estaba en contacto con el espíritu de aquella tierra llamado Eriu, Erend o Erenn, considerado la diosa madre irlandesa y que da lugar al nombre irlandés de la isla, Eire. Bajo su protección los milesios dominaron durante muchos años Irlanda tras derrotar a Tuatha Dé Dannan, uno de los principales clanes de la isla y cuyos miembros escaparon hacia las profundidades de las montañas.

Torre de Hércules y escultura de Breogán, fundador de la ciudad de Brigantia, actual A Coruña. El Libro de las Invasiones de Irlanda llama a los ciudadanos de Brigantia los Hijos de Mil. Nombre que puede que derive del término latino Miles Hispaniae, es decir, Soldados de Hispania, conocidos como Milesios o Milesianos.
Fuente: lugaresconhistoria.wordpress.com
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Todo lo narrado en el Libro de las Invasiones de Irlanda está escrito muchos siglos después de los potenciales acontecimientos. Leyenda o no, la realidad es que Irlanda estuvo habitada desde antaño y existen vestigios de ello por toda la isla.

Están datadas dos importantes oleadas de celtas llegadas a Irlanda, una en el año 600 a.C. y otra en el año 250 a.C. Los celtas gaélicos se asentaron en Irlanda y en Escocia, mientras que en Inglaterra lo hicieron los celtas britanos. Los celtas gaélicos dominaron Irlanda o Éire hasta finales del siglo XVI, dejando una importante y profunda impronta en la isla. Más allá de la lengua gaélica, que sigue hablándose y constituye una de las lenguas vivas más antiguas de Europa Occidental, impregnaron todo el territorio irlandés de una cultura específica propia.

Mapa de Irlanda donde se dibuja la división de la isla en los cinco reinos antiguos que ya aparecen mencionados en el Libro de las Invasiones de Irlanda. Son los reinos de Munster (color verde), Leinster (color gris), Connacht (color azul), Meath (color amarillo) y el Ulster (color rosa).
Fuente: fitzpatricksomaha.wordpress.com
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Los datos encontrados apuntan a que, muy probablemente, los Shelly ya formaban parte de uno de los clanes familiares de la Irlanda gaélica. A tenor del claro color de cabello, piel y ojos de muchos de ellos, podría pensarse que descendían de tribus celtas provenientes de Centroeuropa. Pero ello no sería más que una especulación sin fundamentos y propia de los nacionalismos románticos del siglo XIX. Hoy por hoy, la fiabilidad está en los documentos escritos que no dejan duda de que los Shelly son oriundos de Irlanda, y al parecer ya existían en el siglo VI.

Las refeencias apuntan a que en aquella época existió en el condado de Cork, un rey de nombre ÓSealbhaigh. Por otro lado, el libro Annala Rioghachta Éireann, crónica medieval que recoge la historia de Irlanda hasta el año 1616 d.C., hace referencia un señor llamado Domhnall Ua Sealbhaigh que murió en Cork en el año 1140. El mismo libro cita el nombramiento de Augushine ÓSealbhaigh como obispo de Waterford en el año 1182, reseñando cinco obispos más apellidados Sealbhaigh / Shelly.

Ruinas celtas de Stonehenge.
Fuente: English-Heritage
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Partiendo del documento familiar sobre la genealogía de los Shelly, comentado en el relato 1 de este capítulo, es posible remontarse hasta 8 generaciones anteriores a las de Mami, si se toma como referente el apellido Shelly, y a 12 generaciones, anteriores a ella, si se toma de referencia la globalidad de todos los antecesores.
Pese a la información de la que se dispone en el documento familiar, la búsqueda de datos sobre las personas que precedieron a Tomás Shelly O’Hogan y su mujer Joana O’Ryan Stapleton conlleva múltiples problemas. La principal complicación deriva de las dificultades lingüísticas asociadas a las traducciones de unos apellidos que pasaron de pronunciarse y escribirse del gaélico antiguo, al gaélico irlandés, al inglés y, finalmente, en algunos casos, al español. Más allá del documento citado existen referencias potencialmente fiables pero con traducciones dudosas, resultando difícil discernir con credibilidad la correcta identificación de las personas citadas.

Dadas las complejidades lingüísticas que ello implica y las propias limitaciones de conocimiento y tiempo de esta relatora, en este estudio se decidió tomar como referentes a las figuras de Tomás Shelly O’Hogan y su mujer Joana O’Ryan Stapleton, es decir los 5º abuelos de Mami.

Por consiguiente, solo se pasa muy de puntillas sobre las generaciones anteriores a ellos en el relato 3 de este capítulo. Profundizar en ellas puede que sea objeto de estudios posteriores personales o quizás de alguno de los que vienen detrás, ¡quién sabe!. Por otro lado, dado que el presente estudio se finaliza con la generación de Mami; es de esperar que algún día alguno de sus descendientes tenga interés por continuarlo.

Genealogía Shelly según al documento familiar certificado en Dublín el 14 de marzo de 1793.
Fuente: Investigación interna, www.myheritage.es
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La Irlanda gaélica era un mosaico de clanes o caufing y de agrupaciones mayores o rights que competían continuamente por el control del territorio y los recursos. Con el paso del tiempo, las decenas de pequeños reinos existentes quedaron agrupados en nueves reinos principales: Connacht, Ailech, Airgíalla, Ulster, Mide, Leinster, Osraige, Munster y Thomond. Finalmente, dichos reinos se organizaron en torno a cuatro: Connacht, Munster, Ulster y Meath al que se anexó Leinster. El distintivo común a todos estos reinos era la cultura céltica gaélica y la lengua gaélica. Todos ellos también compartían las llamadas Leyes de Brehon, un código civil referido al pago de remuneración por el daño hecho y a la regulación de la propiedad, de la herencia y de los contratos. Actualmente, los antiguos cuatro reinos no poseen ningún estatus legal administrativo pero su memoria sigue conservándose en referencias culturales y deportivas.

Descripción de los antiguos reinos de Irlanda en el antiguo poema gaélico “Ard Druide”
Fuente:  Marko-deliciasceltas  
Leinster
Leinster o Laighin:

Era considerado el reino de la prosperidad, hospitalidad, de las importaciones de ricos productos extranjeros como la seda o el vino. De los hombres de Leinster se decía que eran nobles en su hablar y de sus mujeres que eran excepcionalmente hermosas.

Munster
Munster o An Mhumhain:

Era calificado como el reino de la música y artes, de los arpistas y de los mejores jinetes de caballo. Las ferias de Muster eran las mejores de Irlanda.

Connacht
Connacht o Connachta:

Era conocido como el reino de los colegios, el centro de los mejores y más sabios druidas y maestros. Sus habitantes eran conocidos por su elocuencia, su saber estar, y su buena comprensión de la justicia.

Ulster
Ulster o Ulaidh o Cúige Uladh:

Era considerado el reino del valor en la batalla, de la bravura y el orgullo. Sus hombres eran calificados como los más feroces guerreros de Irlanda, y sus reinas y diosas protectoras de la guerra y la muerte.

Los miembros de los clanes gaélicos podían tener lazos de sangre, haber sido educados en el seno del clan o, por motivos estratégicos, haberse vinculado, voluntariamente, al mismo. La sociedad gaélica se dividía en nobles, guerreros, pueblo y esclavos. La nobleza, por medio del vasallaje, ejercía el poder sobre el pueblo que era considerado libre. También existían los sacerdotes o druidas que eran médicos, astrónomos, filósofos y/o magos; representaban la clase intelectual y ejercían una gran influencia en las decisiones de gobierno.

A partir del sVII, todos los reinos irlandeses tributaban lealtad al Gran Rey de Irlanda o Ard Rí na hÉireann. Era un acatamiento incierto puesto que se ofrecía cuando convenía y se retiraba rápidamente cuando no. Al mismo tiempo, coexistían numerosos reyes con un sistema de sucesión que excluía el derecho de primogenitura.

Mapa del Imperio Romano en su época de máxima expansión a la muerte del emperador Trajano. Los romanos nunca pudieron hacerse con Irlanda a la que denominaron Hibernia.
Fuente: Felix Velasco
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Irlanda o en latín Hibernia, como la denominaron los romanos, permaneció ajena a su domino, prevaleciendo viva la cultura celta. El papa de Roma, Celestino I se propuso evangelizar la isla y la leyenda cuenta que en el año 432 llegó, procedente de Inglaterra, un misionero católico llamado San Patricio. A su llegada se encontró una Irlanda poblada de divinidades, una religión en manos de druidas, y una sociedad convencida de la inmortalidad del alma y la vida ultraterrena, totalmente antagónica a la posterior Irlanda católica.

Todo lo que se sabe de San Patricio proviene del libro Confesiones, escrito por el mismo. El libro ha llegado a nuestros días gracias a una versión conservada en el Libro de Armagh, un manuscrito irlandés del siglo IX que contiene algunos de los escritos en gaélico más antiguos de Irlanda.

La evangelización de la población irlandesa se realizó en abierto desafío a los druidas gaélicos e implicó un cambio significativo en el desarrollo cultural y religioso de la población. Los gaélicos irlandeses no tardaron en convencerse de los valores del cristianismo, conservando y cristianizando muchos de sus ritos. Su conversión generó rápidamente una iglesia dinámica y misionera muy bien arraigada en la sociedad irlandesa. De hecho, posteriormente, cuando retrocedió el cristianismo en Europa a causa de la invasión bárbara, en Irlanda siguió floreciendo una gran erudición cristiana.

Cross Phádraig en gaélico, Saint Patrick's Flag en inglés o San Patricio en español, el misionero católico que evangelizó Irlanda a mediados del siglo I.
Fuente: 123RF.com
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San Patricio preservó los patrones tribales y sociales celtas, codificó sus leyes y cambió exclusivamente aquellas que entraban en conflicto con las prácticas cristianas. En un primer momento intentó implantar el sistema episcopal de la Iglesia de Roma. Al ver las dificultades que ello originaba en un país de características muy rurales, optó por crear abadías y monasterios en los que el abad gobernaba el territorio.

Grandes Abadías Irlandesas
Fuente:  Ireland.com  

Los grandes monasterios irlandeses se convirtieron en crisoles y dinamizadores de una importante actividad religiosa y de una intensa actividad formativa de monjes destinados a cristianizar una Europa invadida por las tribus bárbaras germánicas y a llevar el mensaje evangélico hasta el más apartado rincón de la tierra. Los monasterios, a su vez, constituyeron el motor de un influyente desarrollo cultural; en ellos se ayudó a preservar el latín, florecieron las artes, la metalurgia y la escultura, se desarrolló la escritura y se recopilaron gran parte de las leyes y la literatura oral celta. La iglesia monástica fomentó una profunda y amplia sabiduría muy superior al nivel medio de la Europa occidental de la época.

El mar protegió a los irlandeses de la expansión romana y las posteriores invasiones bárbaras que azotaron Europa, pero no pudo evitar la llegada de los saqueadores vikingos escandinavos a finales del sVIII. Estas tribus nórdicas sembraron el terror entre la población irlandesa gaélica, fundando las ciudades de Dublín, Wexford y Waterford. El Gran Rey de Irlanda Brian Boru (los Shellys lleváis ADN de él) contuvo dos de las más importantes invasiones vikingas, convirtiéndose en un héroe y mito nacional al morir en 104 en la última de ellas, la Batalla de Clontarf.

En el centro de la Colina de Tara y en el círculo de la izquierda se encuentra la “Lia Fáil” o Piedra del Destino. La leyenda cuenta que fue llevada a Irlanda por los Tuatha De Dannan y que cuando un auténtico rey irlandés se pone sobre ella ruge de gozo, siendo la última vez que lo hizo con el rey Brian Boru.
Fuente:  Wikipedia.org  

Las constantes rencillas entre los diferentes clanes gaélicos marcaron la historia de Irlanda. Si bien desde la llegada de San Patricio la religión católica unía a todos los clanes, internamente la isla era un permanente campo de batalla vulnerable ante cualquier invasor externo organizado. Un contexto de luchas internas al que se le añadían las derivadas de las invasiones vikingas y las incursiones inglesas. Unas incursiones, las inglesas, que se irían sucediendo hasta que, finalmente, en el siglo XVI, determinaron el fin del dominio celta gaélico en Irlanda.

Pese a la fragmentación en reinos y las continuadas guerras, los celtas gaélicos lograron la construcción de una población unida por una misma lengua y una misma identidad, y la religión católica se integró en la sociedad gaélica potenciando, a su vez, una fecunda cultura colectiva. El conjunto de todo ello creó y consolidó las bases de la cultura irlandesa.

La Bandera actual del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, está compuesta por las banderas de Inglaterra, Escocia, y la Cruz irlandesa de San Patricio.
Fuente: Wikipedia
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Una Irlanda totalmente cristianizada y una isla en la que las luchas tribales gaélicas se alternaban y/o se sobreponían a las luchas contra los normandos y los ingleses, fue el marco en el que vivieron todos los irlandeses hasta mediados del siglo XVI, incluido el clan Shelly.

Los tres siguientes siglos de Irlanda vendrían marcados la religión, la imposición y la resistencia. Por la religión, dado que, un país profundamente católico, sería sometido duramente al dominio protestante. Por la imposición, puesto que generación tras generación, los irlandeses vivirían bajo el poder dominante político, religioso y económico de Inglaterra. Por la resistencia, dado que la población irlandesa lucharía larga y tenazmente para mantener su religión y su identidad.

Hasta principios del siglo XI, la iglesia católica irlandesa se había mantenido al margen de la obediencia directa de la iglesia de Roma. Cuando Gregorio VII fue nombrado pontífice de Roma (1073-85), decidió controlar la situación irlandesa, eliminar el sistema monástico implantado por San Patricio e imponer el sistema episcopal característico de la iglesia romana. Esta circunstancia fue aprovechada por el Arzobispo inglés de Canterbury que, apoyado por los irlandeses católicos de origen nórdico, reclamó bajo su jurisdicción a la iglesia irlandesa. El hecho constituyó la primera tentativa importante de dominio de Inglaterra sobre Irlanda.

Los personajes más influyentes en ese época en Irlanda.
Fuentes:  1) y 2) Irelandyes   3) Secretos del Vaticano  

En el año 1156, la muerte del Gran Rey de Irlanda, Turlogh O’Connor, supuso el reinicio de un sinfín de enfrentamientos entre los reyes de condados rivales. Uno de ellos, el de Leinster, pidió ayuda a su yerno, un conde anglonormando que, apoyado por nobles ingleses y galeses, inició la invasión de Irlanda. Aprovechando la reyerta y con el apoyo del pontífice Adriano IV, el rey inglés Enrique II conquistó Dublín (1171), siendo proclamado Señor de Irlanda (no rey) a condición de que restableciera el orden, los derechos de la Iglesia romana y el tributo a Roma. Enrique II suprimió la primitiva constitución irlandesa y fomentó una política feudal, entregando la tierra a los caballeros ingleses y normandos, que la fueron sembrando de castillos y ciudades fortificadas.

Apenas ochenta años después, tres cuartas partes de la isla estaban controlada por los normandos, que despreciaban a la población local irlandesa. Poco a poco, los normandos fueron asimilados por el entorno gaélico. El hecho inquietó a las autoridades inglesas que promulgaron los Estatutos de Kilkenny (1366). En dichos estatutos se decretaba la separación que debían seguir los normandos de los gaélicos, se castigaba el matrimonio entre ambas etnias con la pena capital y se prohibía tocar el arpa irlandesa o hablar gaélico a los normandos irlandeses.

Evolución de los territorios gobernados por los clanes irlandeses (en verde), las tierras propiedad de los condes ingleses (en violeta) y la tierra gobernada directamente por el rey de Inglaterra (en rojo) desde el 1200 hasta el 1450, poco antes del estallido de la Guerra de las Dos Rosas o guerra civil inglesa.
Fuente: Wikipedia
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Pero a pesar del Estatuto promulgado, la fusión continuó y a finales del siglo XIV muchos normandos ingleses eran más irlandeses que ingleses, siendo ellos quienes contribuyeron al renacimiento de la cultura gaélica irlandesa.
Años más tarde, la guerra de los cien años de Inglaterra contra Francia y la guerra civil inglesa debilitaron todavía más el poder inglés sobre Irlanda, perdiendo, los ingleses, su control sobre la isla.

Principales guerras.
Fuente:  Wikipedia.org  

Finalizada la guerra civil inglesa, su vencedor, el rey Enrique Tudor o Enrique VII de Inglaterra (1457-1509), pensó en restablecer, de nuevo, la autoridad inglesa sobre Irlanda. En 1495 hizo aprobar la llamada Ley Poynings, bajo ella el Parlamento Irlandés solo podría reunirse con el permiso del Rey de Inglaterra y aprobar leyes aprobadas, previamente, en Inglaterra.

Mientras todo ello sucedía, el clan Shelly iba estableciendo vínculos matrimoniales con otros clanes familiares irlandeses. Los documentos dejan constancia escrita de que sus miembros se entrelazaron legítimamente con miembros de otros clanes oriundos del sur de Irlanda. Especialmente del Condado de Aonach Urmhumhan (actual Tipperary) en la provincia de Munster, y del King's County o Condado del Rey (actual Offalay) en la provincia de Leinster.
La política inglesa, del rey Enrique VII de represión sobre Irlanda, se agudizó con el reinado de su hijo Enrique VIII al declararse Rey de Inglaterra y Rey de Irlanda, romper con la Iglesia de Roma (1534), y fundar la Iglesia Anglicana.

Los irlandeses se negaron a sustituir su ferviente catolicismo por la doctrina protestante y Enrique VIII endureció cada vez más su presión sobre ellos, aplacando brutalmente la resistencia católica irlandesa. Con ello se inició un nuevo periodo de fuertes revueltas y sublevaciones de los católicos irlandeses. Se inició un juego de buenos y malos en el que a la tradicional hostilidad entre unos ingleses dominadores y unos irlandeses oprimidos, se añadía el hecho religioso que enfrentaba protestantes contra católicos. En el nuevo juego, los ingleses serían opresores y, a su vez, protestantes perseguidores de la fe católica irlandesa; para los irlandeses la religión católica sería la bandera con que enfrentarse a los ingleses herejes y opresores.

Enrique VIII de Inglaterra y Rey de Irlanda, con sus distintas esposas.
La separación de la Iglesia de Inglaterra de Roma para fundar la Iglesia Anglicana fue consecuencia del rechazo de Roma de aprobar el divorcio de Enrique VIII de su primera esposa, Catalina de Aragón (1485-1536) para casarse con Ana Bolena (1499-1536).
Fuente: Lanaveva
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Si bien las abadías y monasterios de Irlanda fueron saqueados y cerrados, la mayor parte de la población irlandesa continuó siendo profundamente católica. Los clérigos católicos irlandeses desplegaron una eficaz y extensa acción pastoral. La población católica veló por no perder su identidad nacional y desafió el poder protestante enseñando en secreto a leer y rezar a sus hijos. La resistencia de los irlandeses a la religión protestante impuesta por Inglaterra les valió quedarse en el estatus de enemigos del rey, ser considerados ciudadanos de segunda clase y ser desplazados hacia las tierras pobres del sur de la isla, mientras se adjudicaban las más fértiles a los colonizadores ingleses protestantes.

La imposición de la nueva religión por parte de Inglaterra fue la excusa bajo la cual de nuevo dicho país imponía su poder político y económico sobre Irlanda. El clima de tensión continuada, entre ingleses e irlandeses, se afianzó dada la política represiva seguida por los siguientes tres sucesivos reyes ingleses. Se iniciaba una larga etapa de rebeliones irlandeses alimentadas por la tensión religiosa entre la anglicana Inglaterra y la católica Irlanda. Una tensión en la que, a su vez, países extranjeros, como la España de Felipe II, enemigo de Inglaterra, alimentaban el nacionalismo independentista irlandés.

Castillo de Dublín que fue la sede del gobierno inglés en Irlanda desde principios del siglo XI hasta el año 1922 en que nació el Estado Libre Irlandés.
Fuente: Hdwpapers
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Durante el reinado de la hija de Enrique VIII, Isabel I de Inglaterra (1533-1603), las cosas no hicieron más que empeorar. El clan irlandés de los FitzGerald, condes de Desmond, encabezaron una nueva rebelión contra los ingleses con el apoyo militar del rey de España Felipe II. La revuelta finalizó con la victoria inglesa y la ejecución del conde, abriéndose un nuevo episodio de cruel represión sobre la población irlandesa.

Carlos I de Inglaterra ajusticiado y decapitado por el Parlamento Inglés que proclamó la Republica.
Fuente: Melkart
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A mediados del siglo XVII, siendo Carlos I (rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda), se produjo un nuevo levantamiento irlandés que provocó la muerte de miles de colonos protestantes. Eran tiempos de guerra civil en Inglaterra y Carlos I no intervino para aplacarlo. Las cosas cambiaron en 1649, al finalizar la guerra civil inglesa, cuando el Parlamento inglés dictó la ejecución del rey y proclamó la república con Oliver Cromwell al frente.
Cromwell, protestante fanático y radicalmente anticatólico, quiso recuperar el poder sobre Irlanda y de vengar las anteriores matanzas de protestantes. Bajo su fuerte convicción de combatir herejes, aplastó la población católica irlandesa. La crueldad imborrable con la que actuó se gravó en la memoria posterior de generaciones y generaciones de irlandeses.

Acontecimientos de la época.
Fuentes:  1) freeireland1916   2) Wikipedia.org  

Durante el siglo XVIII, el poder inglés y el protestantismo dominaron dura e impositivamente sobre Irlanda. Las llamadas Leyes Penales, promulgadas en 1695, condenaron a la miseria a la población irlandesa, arruinando a muchas familias de la nobleza católica. Dichas leyes no permitían adquirir tierras, abolían el derecho de los primogénitos, prohibían tener armas, montar caballos de valor, desempeñar cargos públicos, ser empleados civiles del Estado, poseer bienes por valor de más de cinco libras, recibir instrucción dentro o fuera del país y ejercer profesiones liberales. Así mismo, obligaban a los católicos a pagar un tributo a la iglesia protestante, obstaculizando la formación de nuevos sacerdotes y la práctica de la religión católica.
Bajo tales presiones, un sector minoritario de las clases pudientes irlandesas adoptó la fe protestante y otro sector optó por abandonar el país. Por lo que parece, los Shelly fueron de los que decidieron abandonarlo para establecerse en España. Ser católico fue determinante para que la monarquía española abriera sus puertas a los irlandeses que huían del yugo inglés protestante. Pertenecer a la nobleza, ser militar de alto graduación o clérigo de alto nivel fue clave para poder formar parte de los altos mandos militares españoles y poder situarse en los altos círculos de la nobleza española.

Los actuales Shelly de mayor edad hablan de sus más antiguos antepasados como personas muy religiosas, fervientes irlandeses y valientes militares. Lo más probable es que respondan a recuerdos transmitidos, mitificados y difuminados. Pero lo cierto es que, en el contexto de mediados del siglo XVIII, si los Shelly no hubieran tenido estas características, probablemente, no habrían podido instalarse en España situándose en los altos niveles sociales como en su día hicieron.

Escrito por Rosa María Pujol Vilallonga
Espero que os haya gustado. No os perdáis el siguiente CAPÍTULO...
Agradecimientos de este Capítulo (1)


El primer agradecimiento de este capítulo es para Carmen Dalmases, viuda de Carlos Federico Shellly, que ha sabido compartir conmigo la información que había acumulado su difunto marido.
Sería injusto no mencionar a Guegue, Isabel Vilallonga Shelly, que me cedió el valioso álbum de Carolina Correa y que, junto a Pepe, inicialmente, lo escanearon. También sería injusto no mencionar a Susana Vilallonga Shelly y a Moi Planells por los documentos familiares que fueron claves para hurgar en el origen de la rama familiar Shelly.
No puede terminar este agradecimiento, reiterativo en todo el trabajo, sin expresar mi más sincera gratitud a Ignacio Pérez-Blanco Pernas, Marqués de Valladares, por su cercanía, su franqueza, sus ánimos y sus inestimables aportaciones.


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